Asesinaron a un prefecto frente a su familia en un intento de robo

Motochorros intentaron llevarse la camioneta de Rosario Toledo y le pegaron dos tiros en la cara

Un suboficial de la Prefectura Naval Argentina (PNA) fue asesinado a balazos por al menos dos delincuentes que intentaron robarle la camioneta cuando llevaba a su nieta a la casa de su hija en la localidad bonaerense de General Pacheco, partido de Tigre. Se trata del ayudante mayor Rosario Toledo (60), quien agonizó varios minutos ante la desesperación de su esposa, su hija y su yerno. Por el caso detuvieron anoche a un sospechoso (ver aparte).

La víctima, que estaba en tratamiento por leucemia, era uno de los encargados del Destacamento San Isidro de la PNA y fue uno de los responsables de los operativos de búsqueda del hijo del ex diputado radical Federico Storani en el Delta de Tigre (ver aparte).

El crimen se registró pasadas las 20 del martes frente a una casa situada en calle 2 al 100, de General Pacheco, donde vive Erica, la hija de Toledo. Como todos los días, la víctima y su esposa llevaban a su nieta de dos años al domicilio de su hija, en su camioneta Ford EcoSport. En eso, dos delincuentes en una moto detuvieron la marcha delante de ellos y los amenazaron con fines de robo.

“Cuando veo lo que está pasando, yo agarro rápidamente a mi hija en brazos y me tiro para atrás y cuando hago ese movimiento la persona me apunta a mí y me dice que me quede quieta. Ahí es cuando mi papá reacciona”, contó Erica.

Toledo, vestido de civil y con su arma reglamentaria, “abre la puerta de la camioneta, trata de salir y una de las dos personas le apunta y le pega dos tiros en la cara”. Los delincuentes alcanzaron a robar el celular a su marido, que arrojaron a media cuadra, cuando escapaban.

Los familiares de Toledo pidieron ayuda a los gritos a otros vecinos para que llamaran a la Policía y una ambulancia, pero cuando los médicos llegaron al lugar, el hombre ya estaba muerto.

“Con mi hija logré entrar y llamé al 911. Todo el tiempo me atendía un contestador y no me respondía nadie, recién a los veinte minutos pude lograr comunicarme y pedir por la Policía y una ambulancia. La ambulancia llegó cuarenta minutos después”, se quejó Erica. Rosa, una vecina, contó que durante el asalto ella accionó dos veces el “botón antipánico” pero la Policía demoró “más una hora y media”, lo que molestó a varios habitantes del barrio que quisieron agredir a los efectivos.

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