Legislatura apedreada y varios frentes abiertos
| 22 de Mayo de 2016 | 01:51

La semana del veto; de Paul McCartney; de los interminables y agobiantes cortes de calles; de los penales de Boca, la fractura de la AFA y la violencia en la Legislatura. Cuesta encuadrar en pocas líneas una semana intensa, con varios ejes rutilantes.
Lo de la Legislatura marca un termómetro. Muestra, por un lado, que grupos minoritarios siguen apostando a la lógica de la violencia como método de acción política. Eso explica que algunos activistas hayan estado cerca de incendiar la Legislatura y que otros, “armados” con martillo, destruyeran con saña el patrimonio público.
Lo que ocurrió en el mismo recinto de Diputados confirma, por otra parte, que el escenario político bonaerense está atravesado por tensiones e inestabilidades.
La Legislatura apedreada, rodeada de humo y fuego y atropellada por grupos violentos, no es una buena imagen para la Provincia. Fue, sin embargo, la que se vio esta semana.
Lo de McCartney le aportó a L a Plata un brillo singular. Después de los Rolling Stones, fue otra visita de lujo que ubica a la Ciudad, con el Estadio Unico, en un circuito privilegiado. Parecería faltar un mejor aprovechamiento de esos espectáculos. En dos días McCartney reunió en la Ciudad a unos cien mil espectadores. Esa multitud no está debidamente radiografiada. No se sabe, por ejemplo, cuántos vinieron desde otras provincias; cuántos eran de la Región; cuántos de la capital federal. Mucho menos, cuántos vinieron solos y cuántos con su grupo familiar. Menos aún, cuántos eran mayores y cuántos menores de 40 años. Sin esos datos, es difícil que La Plata sepa qué debe ofrecer para un mejor aprovechamiento de semejantes oportunidades.
Ni siquiera estuvo claro que a McCartney le hubieran explicado que estaba en una ciudad que se llama La Plata y no en un suburbio de Buenos Aires. Nunca mencionó a la Ciudad; hizo varias alusiones a “esta fiesta en Buenos Aires”.
El primer veto presidencial fue, mientras tanto, la noticia de mayor envergadura política e institucional. Quedó la sensación, finalmente, de que no hubo un debate genuino y desinteresado sobre el empleo sino una pulseada política y coyuntural en la que todos -opositores y oficialistas- jugaron sus propias fichas con el objetivo de obtener rédito o ventaja sectorial. No es, de todos modos, un tema cerrado. Y esta semana -cortada por el feriado- la atención estará puesta en la reacción sindical.
¿Habrá marchas de protesta? Si las hubiera, La Plata puede “dar cátedra” sobre lo que es vivir atrapada por marchas y piquetes. Los conoce en todas sus variantes y los sufre con una intensidad que no se registra en casi ninguna otra ciudad. Esta semana fue agobiante. Ahora se han extendido las “aulas-piquete”, una metodología de sectores universitarios para plantear reclamos. Dan clase directamente en calles y avenidas. Y que el resto se arregle...
Hasta el fútbol fue esta semana motivo de tumulto institucional. La fractura de la AFA expone, otra vez, los desacuerdos dirigenciales que no terminan de encauzarse. Ni siquiera en los Martín Fierro hubo una noche distendida y en paz.
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