Sentimiento de barrio
| 11 de Junio de 2016 | 01:39

En una ciudad que convive con las deformaciones, las urgencias y los desafíos de las grandes urbes, los barrios conservan, todavía, el espíritu de pequeña comunidad. Es frecuente que en esas cuadras que uno recorre todos los días, se tejan relaciones de vecindad que pasan a integrar el paisaje compartido. Muchas veces, ni siquiera se conoce el apellido del kiosquero con el que todos los días se intercambian comentarios y ocurrencias. Pero ese hombre empieza a formar parte de nuestros hábitos y de ese territorio familiar y contenedor que es la rutina. En todos los barrios hay personajes que enriquecen de alguna forma el paisaje o que, al menos, lo distinguen y lo hacen singular. Eso ocurría con Basilio Manikis, un vecino de edad indefinida que, durante décadas, pasó sus días en la cuadra de Diagonal 80 entre 46 y 47. Es la cuadra de EL DIA, de algunos edificios de estudiantes y de más de una decena de comercios, algunos más antiguos que otros. Para todos los que allí viven y trabajan, Basilio era parte del paisaje cotidiano. Sus ocurrencias, sus chistes futboleros, sus inocentes picardías, su mirada entre divertida y melancólica, su ritmo cansino... todo eso formó parte del alma de un barrio que ahora ha empezado a extrañarlo.
Basilio murió esta semana. Algunos periodistas del diario lo han evocado y despedido en sus páginas de Facebook con textos refinados y sensibles. Esos textos se leen ahora en unos pequeños afiches que, con un retrato de Basilio, se han pegado en vidrieras de los comercios del barrio. Esa forma de despedirlo habla, después de todo, de un espíritu de comunidad y de un sentimiento de pertenencia que la Ciudad conserva aún en medio de su vértigo cotidiano.
Basilio no había podido trabajar y lidió toda su vida con limitaciones para su inserción social. Vivió de la ayuda y el cariño de su familia. Vivió en su mundo de fantasías y extrañas ocurrencias. Su mayor ambición era “charlar un ratito”. “Era una rutina que le insuflaba vida, que lo transportaba a sus cientos de mundos inverosímiles”, recuerda el periodista de EL DIA José Picón. “Tuve, como muchos colegas, el placer lúdico de resolver sus encargos, aunque fueran tan peculiares como averiguar dónde jugaba Estudiantes la próxima fecha de la Copa Intergaláctica”, recuerda otro periodista de este diario, Francisco Lagomarsino.
“Se fue un amigo del barrio”. Así lo despiden sus vecinos en los afiches caseros que pueblan vidrieras de Diagonal 80. Es, como se dijo, una muestra del sentimiento de comunidad, que no se desdibuja a pesar de que a veces nos parece habitar una ciudad donde todos vamos demasiado apurados y sin mirar alrededor.
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