Vecinos con miedo: se investiga a una banda de polichorros

Creen que detrás de los robos en la zona oeste de la Ciudad actuarían miembros de la fuerza

Mientras Hugo Mollo, el comerciante de 68 años que fue baleado anteanoche en un intento de asalto en su casa de Lisandro Olmos, se recupera en una clínica privada de capital federal, el dato más saliente que surgió de la investigación fue que uno de los asaltantes que entró a la propiedad situada sobre la ruta 36, muy próxima a la rotonda de la avenida 44, usaba una gorra con la inscripción que decía “Policía”.

La particular forma con la que ingresaron a la vivienda, tras romper de un golpe seco la puerta de entrada, también aparece como otro claro indicio que refuerza la hipótesis de que, en este caso de inseguridad extrema, como en los dos ocurridos en las últimas horas en la vecina localidad de Abasto, habría actuado una de las llamadas bandas mixtas o de polichorros.

Los vecinos tienen mucho miedo y las constantes reuniones que se vienen desarrollando en esta localidad, con autoridades policiales y municipales, para reclamarles urgentes soluciones ante el avance de la delincuencia, son una clara muestra de esa situación.

Eduardo Pescetta (46), de profesión mecánico, fue uno de los que padeció, junto a su esposa y las dos hijas, un violento asalto en esa zona de la Ciudad y puede contar, en primera persona, qué se siente en ese momento límite.

El robo, que trascendió ayer, ocurrió el pasado 15 de mayo en una vivienda de la calle 45 entre 196 y 197.

Allí estaba Pescetta preparando el fuego para un asado. Pero tres delincuentes fuertemente armados y encapuchados, cerca de las 20.30, le arruinaron la cena.

Al parecer, los ladrones forzaron el ingreso al inmueble y sorprendieron a toda la familia, a la que, bajo fuertes amenazas, reunieron en un quincho y dejaron maniatada con precintos dentro de un baño.

“Estuvimos como tres horas encerrados y sin poder movernos. Mientras tanto, los delincuentes arrasaron con mi casa”, explicó Pescetta en diálogo con este diario.

“Se llevaron de todo. Los electrodomésticos, los celulares, la ropa, las zapatillas, los cubrecamas, la vajilla, las botellas de vino y hasta una cava”, recordó.

“También una camioneta Toyota Hilux, que encontré al día siguiente en Quilmes, y un Peugeot 208, al que ya di de baja en el seguro, porque no apareció”, agregó.

Respecto del dinero que obtuvieron los ladrones con este golpe, Pescetta reveló que “fueron unos 100.000 pesos que teníamos guardados y algunos dólares”.

“Me dio una gran impotencia. Ver a mis hijas -de 13 y 20 años- así, fue muy feo. No pensás en nada. Sólo te da bronca. Para colmo uno de los tipos me decía que me tranquilice”, destacó.

Si bien Pescetta no puede afirmar que los ladrones integraran una banda de polichorros, la forma con la que actuaron le dejó dudas.

“Fueron superprofesionales y todos tenían las mismas armas. Eran idénticas. Eso me llamó la atención”, indicó.

La autopsia
El informe preliminar de autopsia arrojó que el delincuente baleado murió a causa de un “shock hipovolémico provocado por herida de arma de fuego”, según indicaron fuentes policiales. Y como todavía no está identificado, se espera el resultado del cotejo de huellas dactilares
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