Los fajos de dólares que abren una caja de Pandora
| 16 de Junio de 2016 | 03:02

¿Hasta dónde llegará el escándalo? ¿Cuántos bolsos más podrán aparecer? ¿Quién será el próximo arrepentido?
Estas son algunas de las preguntas que desvelan hoy al kirchnerismo. El episodio de José López ha producido una conmoción que el peronismo apenas alcanza a disimular públicamente. El silencio de la ex Presidenta abona cierto desconcierto. La “desaparición” de De Vido, que ha estado ausente en sus obligaciones como diputado, también han sumado a un clima tan espeso como enrarecido en buena parte del PJ.
¿Podrá De Vido despegarse del escándalo mayúsculo en el que se ha hundido su secretario de Obras Públicas? ¿Cuánto tiempo tardará López en dejar de “escuchar voces” -como dijo su abogada- para empezar a contar los secretos de una trama en la que, indudablemente, no fue un lobo solitario.
A hombres como Lázaro Báez o José López se les abre una perspectiva tan incierta como oscura. Un entramado de causas judiciales les augura años de cárcel. La única opción -evalúan en Tribunales- es cooperar con la Justicia y negociar, sobre esa base, mejores condiciones. ¿Lo harán? Es la pregunta que les quita el sueño no sólo a los principales actores del ciclo kirchnerista sino también a un amplio sector del peronismo que ya empieza a evaluar cómo remontar una cuesta semejante.
“Esto puede convertirse en un sálvese quien pueda...”, decía ayer un destacado dirigente del PJ bonaerense que supo estar en la primera fila de los actos cristinistas. “Y todavía no sabemos hasta dónde pueden llegar las esquirlas”, reconocía con una mezcla de amargura y preocupación. Ese es, quizá, el ánimo que se extiende entre muchos dirigentes que ahora militan en la oposición.
Existe la idea -fundamentada, a esta altura- de que el “botín” secuestrado en el convento sería apenas una parte de uno solo de los múltiples circuitos de presunta corrupción que investiga la Justicia.
Lo de López está vinculado a la obra pública. Pero hay denuncias muy fuertes en relación a otros circuitos: el del juego; el de los subsidios; el de casos como Ciccone; el de las obras sociales, por mencionar sólo algunos.
La escena del convento describe un grado de desesperación que abre enormes interrogantes sobre la actitud que asumirá López a partir de ahora.
Por eso, en ámbitos políticos y judiciales hay consenso en que se ha abierto una caja de Pandora de la que nadie sabe, a esta altura, qué más podrá salir.
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