Cuando una carta hace visibles el dolor y los reclamos de justicia
| 19 de Junio de 2016 | 02:15

El homicidio de Agustín Zein, ocurrido hace ya 10 días, no tiene detenidos. Por eso, acompañados por familiares de otras víctimas asesinadas en Merlo durante hechos de inseguridad, vecinos y amigos del adolescente realizaron varias manifestaciones en reclamo de seguridad y justicia.
La causa es investigada por el fiscal Claudio Oviedo, de la UFI Nº 5 de Morón y es probable que la viralización de la carta del profesor de historia, que hizo visible esta historia, agilice la pesquisa.
En los últimos tiempos, familiares, compañeros o allegados de las víctimas de la inseguridad u otra clase de violencia apelan a las redes sociales como vía de catarsis o pedido de justicia.
En noviembre del año pasado, La Plata se estremeció con el salvaje asesinato de Ricardo Martínez, un nene de 7 años que fue violado y golpeado hasta la muerte en su casa de 93 entre 12 y 13. Por el caso fueron detenidos su madre y el padrastro, pero quedó al desnudo la incompetencia de organismos que debieron intervenir y no lo hicieron, pese a que las maestras del nene denunciaron durante un año que él y su hermano eran víctimas de violencia doméstica.
“Porque vimos las lágrimas que no lloraste y escuchamos las palabras que no dijiste, te despedimos con la tristeza de haber hecho todo lo que estuvo al alcance de nuestras manos y la angustia de saber que no alcanzó para salvarte de este triste adiós ”, escribieron las docentes tras el crimen.
En febrero de este año, las jóvenes mendocinas María José Coni y Marina Menegazzo fueron asesinadas en Montañita, Ecuador. La mamá de esta última hizo pública una carta desgarradora:
“Fresca, alegre, llena de vida. Pero alguien, algunos, decidieron que no viviera más… Ellas, las dos… Aunque parezca mentira, muchas cosas nos vinculan, a mí y a ellos: esta condición humana con la que fuimos arrojados a la vida. Nos cruzará una historia (tal vez muy distinta), seres que amamos, algo cerca del buen corazón, sueños, sentimientos, y también dolores. Seres humanos al fin. Y sin embargo, un abismo nos separa, a mí de todos ellos, los que usaron y usan la violencia sin adjetivos contra el más débil, en este caso, mi hija, mis hijas, porque eran dos. Y son muchas más, muchos más”.
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