Cuando una carta hace visibles el dolor y los reclamos de justicia

El homicidio de Agustín Zein, ocurrido hace ya 10 días, no tiene detenidos. Por eso, acompañados por familiares de otras víctimas asesinadas en Merlo durante hechos de inseguridad, vecinos y amigos del adolescente realizaron varias manifestaciones en reclamo de seguridad y justicia.

La causa es investigada por el fiscal Claudio Oviedo, de la UFI Nº 5 de Morón y es probable que la viralización de la carta del profesor de historia, que hizo visible esta historia, agilice la pesquisa.

En los últimos tiempos, familiares, compañeros o allegados de las víctimas de la inseguridad u otra clase de violencia apelan a las redes sociales como vía de catarsis o pedido de justicia.

En noviembre del año pasado, La Plata se estremeció con el salvaje asesinato de Ricardo Martínez, un nene de 7 años que fue violado y golpeado hasta la muerte en su casa de 93 entre 12 y 13. Por el caso fueron detenidos su madre y el padrastro, pero quedó al desnudo la incompetencia de organismos que debieron intervenir y no lo hicieron, pese a que las maestras del nene denunciaron durante un año que él y su hermano eran víctimas de violencia doméstica.

“Porque vimos las lágrimas que no lloraste y escuchamos las palabras que no dijiste, te despedimos con la tristeza de haber hecho todo lo que estuvo al alcance de nuestras manos y la angustia de saber que no alcanzó para salvarte de este triste adiós ”, escribieron las docentes tras el crimen.

En febrero de este año, las jóvenes mendocinas María José Coni y Marina Menegazzo fueron asesinadas en Montañita, Ecuador. La mamá de esta última hizo pública una carta desgarradora:

“Fresca, alegre, llena de vida. Pero alguien, algunos, decidieron que no viviera más… Ellas, las dos… Aunque parezca mentira, muchas cosas nos vinculan, a mí y a ellos: esta condición humana con la que fuimos arrojados a la vida. Nos cruzará una historia (tal vez muy distinta), seres que amamos, algo cerca del buen corazón, sueños, sentimientos, y también dolores. Seres humanos al fin. Y sin embargo, un abismo nos separa, a mí de todos ellos, los que usaron y usan la violencia sin adjetivos contra el más débil, en este caso, mi hija, mis hijas, porque eran dos. Y son muchas más, muchos más”.

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