El poder de la música en un hogar silencioso

LA FAMILIA BELIER, de Eric Lartigau.- Amable, liviana a más no poder, familiar, una comedia francesa donde nada estorba y nada encanta. Todo es simpático y previsible, pero más allá de sus clisés y de su anunciada moraleja superadora, se deja ver. Estamos en un pueblito del Loire, en la casa de una familia de granjeros, pero una familia muy especial: el padre, la madre y el hermanito menor son sordomudos, pero Paula, la hermana adolescente, no. Y ella acabará siendo una magnifica cantante. Es como la venganza de esa casa en permanente silencio. Paula es una presencia clave en ese hogar. El film juega con la paradoja: la hija canta pero no puede ser oída por sus seres queridos; y el padre sordo, harto del palabrerío de los políticos, quiere ser candidato a alcalde (Una subtrama argumental que quedará curiosamente en el olvido). Paula es la que traduce y pasa en limpio las relaciones hogareñas, la que maneja el negocio de la granja, la que pelea con bancos y proveedores. Cuando el profesor de música del Liceo descubre que tiene un don singular para el canto y le aconseja ir a concursar a París, serán sus padres los que tratarán de disuadirla. ¿Qué hacer sin ella? Es que en ese hogar silencioso la voz de Paula es la voz de todos. Pero, cuando ya ella había desistido de su viaje a París, la fiesta de fin de año en el Liceo les enseñará a los padres el verdadero valor artístico de su hija y el poder encantador de la música. En la mejor escena del film, sin audio, el espectador percibe lo que esos padres solo ven y presienten: los ojos emocionados de los oyentes, rendidos ante el canto de Paula. Y allí se darán cuenta que el destino de su hija no puede estar ligado al de ellos y que, como dice la hermosa canción de Michel Sardou que ella canta (y les canta), llegó la hora de partir pero no de abandonarlos, sino de empezar a buscar su camino.

Película candorosa, con personajes ingenuos, con una subrayada inocencia pueblerina y con gente bonachona, sencilla, sin matices (salvo el profesor, el único personaje en serio). Pero nada desentona y si uno deja a un lado las exigencias, hasta se puede disfrutar: hay gente buena, música encantadora, viajes en bicicleta por la pradera, un romance escolar, sentimientos nobles y una historia que pivotea sobre la discapacidad de esa familia para enviar un mensaje de amor y superación. (*** BUENA)

Cantá
Eric Lartigau
Familia
hija
La Familia Belier
Liceo
Loire
Michel Sardou
París
Paula

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE