Las víctimas de Necochea tenían al menos 10 puñaladas cada una

Roberto Vecino decapitó a su ex mujer. Los velaron en la misma sala, junto con sus tres hijos

Las autopsias realizadas a las víctimas de la masacre de Necochea revelaron que en una secuencia que no duró más de diez minutos, el asesino decapitó a su ex esposa y le aplicó tanto a ella como a sus tres hijos y al vecino que intentó detenerlo al menos diez puñaladas, informaron fuentes judiciales.

De acuerdo con los voceros, el informe forense detalló que la primera de las víctimas de Roberto Daniel Vecino (57), su ex pareja Marta Esther Curuchet (52), tenía la cabeza “prácticamente desprendida” por un fuerte golpe de machete de unos 30 centímetros de hoja, una de las tres armas blancas que fueron secuestradas en la escena de los crímenes.

Además de aquel, el asesino utilizó un cuchillo de unos 22 centímetros y una “faca” o arma blanca de fabricación casera que él mismo confeccionó.

Según las autopsias, tanto Curuchet como sus tres hijos, Rosa (21), Etelvina (19) y Roberto (24); y el vecino Horacio Córdoba (70), tenían al menos diez heridas punzantes cada uno -a excepción de una de las hijas- profundos cortes en el cuello y todos presentaban lesiones defensivas, producidas en el intento de detener los ataques.

Resta determinar la secuencia exacta de los homicidios y con qué arma atacó a cada víctima

Los cuerpos presentaban gran cantidad de cortes y puñaladas, que el homicida infligió con rapidez y fuerza. Lo que está claro es que la primera en morir fue Curuchet, no sólo porque la temperatura del cuerpo al momento de los peritajes era la más baja, sino porque así lo relató el hermano de la mujer, quien vivía con la familia y alcanzó a ver parte de la acción antes de escapar hacia la casa de un vecino a pedir ayuda.

Los restos de las seis víctimas fueron velados ayer a la mañana en la cochería Depierro Picardi, situada en 56 al 2900, de Necochea, que, a pedido de la familia, destinó una misma sala para Curuchet, sus hijos y el asesino, y otra para Córdoba.

Allí estuvieron los otros tres hijos de la pareja, quienes ya no vivían con ella, mientras que el cuarto, un niño de 10 años, se quedó al cuidado de otro familiar, ya que todavía no está enterado de lo que pasó, según contaron los allegados. El sepelio fue a partir de las 11, en el cementerio municipal.

Una de las hijas de Vecino, Daniela, recordó que su padre siempre fue un hombre violento: “De repente salía con cualquier cosa, te insultaba, te pegaba. Hoy estaba bien y mañana te amenazaba y te pegaba mal. Cuando querías hacer algo o denunciarlo mi mamá te decía que no, que no te metieras”, dijo.

Por su parte, Gustavo, otro de los hijos, recordó que se fue a vivir aún siendo menor de edad a Mar del Plata, cansado del maltrato de su padre.

“Me pegaba y me metía la cabeza en un tanque de agua, qué podés esperar de una persona así...”, dijo el hombre entre lágrimas, tras lo cual contó que participó de las marchas por “Ni una menos” debido a la violencia que sufría su madre.

El episodio sucedió alrededor de las 9 de la mañana del jueves en el barrio Fonavi de Necochea, a unos 130 kilómetros al sur de la ciudad de Mar del Plata, donde Curuchet residía con cuatro de sus hijos en una casa situada en avenida 98 y Roberto Vecino vivía en un inmueble lindero sobre calle 63, ya que estaban separados.

discusion y locura

Según los investigadores, la mujer y su ex esposo, sereno en el Cementerio Municipal, regresaron al domicilio de él luego de haber llevado a su hijo de 10 años discapacitado a la escuela y, una vez en la cocina, discutieron. Allí el hombre asesinó de un machetazo a su mujer, tras lo cual, se dirigió a la casa de ella y en la planta alta atacó a cuchilladas a sus hijas Rosa y Etelvina.

En este punto, los investigadores procuran aún establecer si a las dos las mató en el mismo momento o si existió un intervalo entre esos crímenes y en el medio asesinó a Roberto, quien alcanzó a salir de la casa con una herida en el estómago. Antes de correr treinta metros, cayó boca arriba en el barro. Y su padre lo degolló con el machete curvo. En ese momento apareció por esa misma calle Horacio Córdoba, el sereno de la Sociedad Rural, quien frenó su camioneta Ford F-100 naranja e intentó parar a Vecino.

“Para vos también hay”, le gritó el asesino. Hubo un breve forcejeo y Córdoba intentó escapar, pero termino resbalando: Vecino lo mató en el suelo. Mientras tanto, un hermano de Curuchet alcanzó a pedir ayuda y la policía arribó al lugar.

Dos efectivos que intentaron desarmar a Vecino fueron heridos con una segunda arma blanca que éste llevaba en la cintura. El atacante huyó a la carrera y se atrincheró en un galpón de su casa. Ahí se ahorcó.

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