Con los edificios emblemáticos entre rejas, la historia se repite

El Palacio Municipal es uno de los pocos edificios del eje fundacional que no tiene rejas, ni forma de “defenderse” de los ataques vandálicos. En ese contexto, las autoridades comunales estudian el proyecto de cercar esa construcción y los especialistas consultados por EL DIA coinciden en que es una medida que podrá evitar el daño urbanístico.

En la última década, poco a poco, los edificios públicos de la Ciudad han ido cercándose con enrejados, volviendo, de alguna manera, a las fuentes, pues según muestran fotos de los años fundacionales de la Ciudad muchos de ellos se presentaban rodeados de rejas perimetrales. Así, se observa en la Catedral, el Colegio Nacional, la Legislatura, el Banco Provincia, el Policlínico, el Rectorado de la UNLP, la Gobernación y más recientemente el Teatro Argentino.

El propio Palacio Comunal -una construcción de estilo neorrenacentista alemán proyectado por Hubert Stier e inaugurado en 1888- tuvo rejas hasta 1913.

El arquitecto Raúl Meda, decano de la facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de La Plata, señala que en su origen los edificios tenían rejas, pero luego fueron retiradas con el criterio de mejorar la calidad del espacio urbano.

“Frente al vandalismo que sufren los edificios públicos y los monumentos, colocar rejas es algo casi irremediable, aunque sería preferible no hacerlo”, opina el arquitecto.

A su juicio, el espacio público debería ser el de mayor calidad, el mas rico, sin embargo los constantes ataques obliga a tomar medidas como la de cercar los edificios y monumentos.

“En el mundo hay muchos edificios que están enrejados y eso forma parte de su diseño; pero hay que tener en cuenta que las construcciones de La Plata, al estar rodeadas de verde, eso se agregaba al espacio público”, agrega el decano.

El arquitecto se lamenta de que la sociedad no tome conciencia del valor del espacio comunitario y considera que la mejor manera de cuidar el patrimonio es a través de la educación.

“Respetar el espacio público es lo mejor, entender que es un espacio que se debe cuidar; si no la alternativa sería ejercer un control tan estricto que sería peor que colocar rejas”, analiza Meda.

Por su parte, el arquitecto Rubén Pesci, especialista en Historia y Urbanismo, sostiene que el enrejado en la Ciudad es un tema de larga discusión, pero entiende que no resulta ajeno a su idiosincracia porque La Plata “nació con rejas”.

“En otros lugares del mundo hay rejas en los palacios y edificios públicos y decir cómo ocupar los jardines es complicado”, entiende el arquitecto que considera que los jardines de las construcciones que se enrejaron están mucho mejor cuidadas ahora.

“La Plata es la ciudad con mayor índice de plazas, parques y ramblas de toda América Latina, incluso supera a Curitiba, Brasil. La cantidad de espacios públicos tiene un valor incalculable”, dice Pesci y agrega: “los jardines del Palacio no son espacios públicos”.

El profesional es partidario de que las rejas se mantengan abiertas en horario diurno y pone como ejemplo a la facultad de Ingeniería en 1 y 47, donde los alumnos usan los jardines, pero el espacio se cierra a la noche para evitar los ataques o el ingreso de jaurías.

“Las rejas no dieron mal resultado, además La Plata cuenta con verdaderos espacios públicos, profusos y de calidad”, dice el arquitecto.