Se acentúan las tensiones por el cupo femenino del 50%

Algunos legisladores dicen que “es impracticable”. Los reparos

“El Senado nos tiró un ‘muerto’. Y nosotros, si la sancionamos, le vamos a tirar ese ‘muerto’ a Vidal, porque así como está la ley, no tiene otra opción que vetarla”. Con esa frase, un diputado cercano a Cambiemos resumió el clima de resistencia que se instaló en la Legislatura en los últimos días en torno al proyecto de ley para establecer un criterio de paridad de género en la confección de las listas de candidatos a cargos electivos de la Provincia.

La polémica abierta en torno de la norma que impulsa un sector del Frente Renovador de Sergio Massa obligó a suspender la sesión que se había convocado en la Cámara baja para el jueves de la semana pasada, en la que el massismo aspiraba contar con la sanción del proyecto. En ese marco, trascendió, se alcanzó un principio de acuerdo con el oficialismo para enviar la iniciativa a la Comisión de Reforma Política, de donde debería salir con despacho para que se someta a votación en la sesión prevista para el 4 de octubre.

Este nuevo periodo que se abrió a partir de la caída de la sesión de la semana pasada profundizó el debate que se da entre los bloques y al interior de cada bancada. En el oficialismo, por ejemplo, ni el abierto respaldo que manifestó la gobernadora María Eugenia Vidal a la norma ni el fuerte impulso de algunas legisladoras han logrado alinear a todos los integrantes del bloque de diputados detrás de la norma, que se inscribe en la discusión sobre la reforma política a nivel provincial.

En los próximos días, los diputados de Cambiemos volverán a reunirse para intentar definir una postura común, en un escenario en el que hay fuertes resistencias, por ejemplo la del marplatense Guillermo Castello, quien salió a plantear objeciones de diverso tipo.

PARIDAD

La denominada “ley de paridad” dispone que todos los partidos deberán incorporar obligatoriamente y de forma alternada un 50 por ciento de candidatas mujeres y otro 50 por ciento de hombres.

El proyecto, aprobado por unanimidad en el Senado, modifica el artículo 32 de la Ley Electoral, disponiendo que las listas presentadas ante la Junta Electoral “deberán respetar una equivalencia del 50 por ciento del sexo femenino y otro 50 por ciento del sexo masculino”. Dicho porcentaje será aplicable a la totalidad de la lista, y se deberá cumplir con el mecanismo de “alternancia y secuencialidad” entre sexos por binomios (mujer-hombre u hombre-mujer).

En tanto, la ley indica que “el género del candidato estará determinado por su DNI, independientemente de su sexo biológico”. Y aclara que en caso de la renuncia, licencia o fallecimiento de un legislador en funciones, para su reemplazo se deberá “respetar” la paridad: es decir, que si quien pide licencia o renuncia es una mujer y quien sigue en la lista para ingresar es un hombre, éste será “salteado” en favor de la próxima mujer de la lista.

En un escenario donde la mayoría de los críticos al proyecto prefiere expresar sus cuestionamientos puertas adentro, el que rompió el molde fue el diputado de Cambiemos Guillermo Castello, el primer en salir a exponer diferencias con la ley de paridad, a la que calificó como “discriminatoria” y una amenaza contra el principio de soberanía popular.

“Nuestra actualidad política prueba claramente la innecesaridad de un cupo legislativo artificial, con una ex presidenta, varias gobernadoras, una vicepresidenta, y dos diputadas entre las de mejor imagen positiva, por nombrar sólo algunos ejemplos, ninguna de las cuales necesitó de cupo ni paridad compulsiva alguna”, sostuvo el diputado.

A esos argumentos se sumaron otros de orden técnico, sobre todo teniendo en cuenta que, de sancionarse, las disposiciones comenzarán a regir en las elecciones del año próximo.

En principio, en la mayoría de los bloques hay voces que advierten sobre una situación que se presentaría, de sancionarse la norma, en los comicios de 2017, concretamente en el caso de las fuerzas que tengan competencia interna entre diversos sectores en las PASO.

El caso en estudio es el que se produciría si dos listas encabezadas ambas por mujeres u hombres se presentan en las primarias de un frente y las dos llegan al piso mínimo requerido para colocar sus candidatos en la nómina definitiva que disputará la elección abierta. ¿Cómo quedará conformada esa lista?

“Si se aplicara el principio de paridad, una de las dos listas que llegue al piso debería ‘bajar’ un candidato de determinado sexo para poner un candidato del otro y así respetar el 50 y 50. ¿Pero quién resuelve esto? Es un obstáculo muy serio y una invasión al derecho de los partidos políticos”, disparó fuera de micrófono un legislador opositor.

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