Justificados reclamos por las deficiencias en el servicio de distribución de agua corriente

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Una vez más distintos barrios y localidades de La Plata se vieron estos días enfrentados a los graves problemas que plantea la falta de presión del agua domiciliaria, en lugar de recibir, como les correspondería, una prestación plena y sin interrupciones. El inconveniente se presentó especialmente en zonas de Villa Elvira, Ringuelet y Gonnet, este último convertido desde hace varios meses en el sector más castigado de la Región por el deficiente suministro de agua.

Tal como se informó, en algunos casos los vecinos reclamaron por el hecho de que no salía una gota de las canillas, como ocurrió en 7 y 74 e inmediaciones. Desde allí dijeron haberse comunicado con la empresa Absa y recibieron como respuesta que la situación se iba a resolver en el transcurso de cuatro días. Y parecidos testimonios se conocieron en otros lugares de Villa Elvira.

Por su parte, una vecina de Gonnet aseguró que en su cuadra de 508 entre camino Belgrano y 21, es decir a metros del hospital San Roque, llevan cuatro meses sufriendo una prestación intermitente. El agua no llega a los tanques y requiere una bomba elevadora, con lo cual todo se encarece. A su vez, ofrecieron un panorama similar usuarios de Ringuelet, de la zona de 4 y 519.

Los inconvenientes con este servicio se producen a pesar de que la empresa inició a mediados de este año un ambicioso plan que contempla el reemplazo de 100 mil metros de cañerías en dos años y se ejecuta en diferentes barrios, según se informó.

En torno a estas recurrentes cuestiones, la empresa distribuidora ha señalado que se están colocando cañerías de mejor material y mayor diámetro para asistir adecuadamente a los barrios y que los inconvenientes que se padecen derivan del plan puesto en marcha, una obra que se ejecuta en diferentes zonas y que finalizará en dos años. Lo cierto es que hace ya muchos años que el servicio de agua domiciliaria en La Plata exhibe graves fallas, originándose así un suministro deficiente que causa -especialmente en la temporada veraniega- situaciones ciertamente dramáticas.

Tal como lo han hecho ver los especialistas en el tema, esas causas no están -o no debieran estar en modo alguno- relacionadas con problemas en captación y potabilización del agua, sino con la creciente insuficiencia que muestran las redes de distribución. Tampoco es válido atribuir las deficiencias a las interrupciones en la prestación del servicio eléctrico, una alternativa que siempre fue desechada expresamente desde la empresa Edelap.

Lo concreto es que se ha llegado a una situación cercana al colapso en materia de distribución de agua corriente, de la que es preciso salir a la mayor brevedad. No es posible aceptar que miles de vecinos se vean obligados a tolerar situaciones muy penosas que, inclusive, ponen en riesgo la salud de la población y que, además, contrasta con las abultadas facturas que emite la empresa.

Un servicio público esencial, como es el del agua y como lo son también los de electricidad y gas -todos esenciales para la calidad de vida- se debe caracterizar por su confiabilidad y eficacia, de modo que los cortes del suministro debieran verse reducidos a su mínima expresión. Sin embargo, a medida que pasan los años, la prestación se ve cada vez más degradada. La empresa prestataria está obligada a brindar un servicio pleno y sin interrupciones, acorde también a los costos que le insume a los usuarios el pago por ese servicio.

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