Guillermo Horacio Alsina

Su fallecimiento

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Por su entrega profesional y sus valores humanos, la partida de Guillermo Horacio Alsina, ocurrida a sus 71 años, es sin dudas una pérdida irreparable en los distintos ámbitos platenses en que lo apreciaron, entre otras cosas, por su fructífera carrera en la banca y la administración pública, así como por su labor social desde una reconocida asociación civil dedicada a la contención de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad.

Había nacido en nuestra ciudad el 28 de febrero de 1946, siendo sus padres Carlos Alberto Alsina y Esther Alicia Bottino, ambos fallecidos a temprana edad.

Esa circunstancia familiar hizo que Guillermo, una vez completados sus estudios, comenzara una temprana carrera laboral en su querido y actual Banco de la Provincia de Buenos Aires, entidad a la que ingresó a los 18 años y en la que desplegó una sólida trayectoria por más de tres décadas.

Debido a su capacidad, honestidad y perseverancia, con el correr de los años llegó a ocupar distintos puestos directivos, culminando su carrera bancaria, luego de 35 años de servicio, con el cargo de Subgerente del Sector Público de dicha institución.

Su carrera laboral continuó, tiempo después, en la Tesorería General de la Provincia de Buenos Aires, donde acompañó como asesor, durante 17 años, a la gestión de su gran amigo, el licenciado Amilcar Zufriategui. En esa labor fue ampliamente valorado por quienes trabajaron a su lado, tanto por su experiencia como por su calidad humana.

Tuvo, asimismo, un activo rol comunitario al asumir la presidencia de la Asociación Civil “El Roble”, legado que había recibido de su esposa, quien fuera fundadora de la misma, conjuntamente con un grupo de profesionales de la Universidad Nacional de La Plata. Desplegó su acción solidaria desde esa entidad dedicada a la rehabilitación y contención de niños y adolescentes en estado de vulnerabilidad social, y desde la cual se implementaron diferentes programas y proyectos de asistencia para centenares de niños y sus familias.

En el plano familiar formó su hogar con la Dra. Teresa Edith Bengardini, junto a quien recibió con profunda alegría la llegada de sus cuatro hijas: María Agustina, María Guillermina, María Teresa y María Victoria, a quienes se entregaron por entero.

A los 71 años dejó de existir físicamente pero su recuerdo, resaltaron sus allegados, “vive en los corazones de sus hijas, su nieto, familia y amigos, por ser un gran luchador, y sobre todo excelente persona”.

 

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