La “pelea” que iluminó una ceremonia deslucida
Edición Impresa | 1 de Marzo de 2017 | 03:43

Hasta su final para todos los tiempos, un cierre que ni el mejor guionista podría concebir (la actriz Elizabeth Banks pidió que le den el premio a mejor película en 2018), la 89ª ceremonia de los Premios de la Academia fue menos que memorable.
Mostró algo de glamour, algunos momentos graciosos y una apertura a todo volumen, pero muy poco para las casi cuatro horas de duración de la gala. Pero aún así, su maestro de ceremonias, Jimmy Kimmel, se salvó de las críticas: no sólo reaccionó con gracia y liviandad ante el escándalo del final, sino que mostró todo su talento cómico en la velada. Contó, claro, con un aliado clave: su “pelea” con Matt Damon.
El público argentino no está familiarizado con la falsa disputa de años que llevan Kimmel y Damon, debido a que el programa del comediante no se ve en el país: todo comenzó hace más de diez años, cuando Kimmel, recién iniciándose en los talk shows nocturnos y sin la posibilidad de atraer a grandes estrellas como invitados, comenzó a despedirse cada noche pidiéndole disculpas a Damon porque “nos quedamos sin tiempo para ti”, jugando a que el programa había conseguido poner tantos invitados y segmentos que no tenía el tiempo para una estrella de la categoría del actor de la saga de Jason Bourne.
La pelea entre ambos, grandes amigos en la vida real, creció desde entonces hasta tomar insospechadas dimensiones: Kimmel invitó por primera vez a Damon al piso solo para despedirlo (“disculpa Matt, nos quedamos sin tiempo”, volvió a decirle), y luego Damon grabó un video musical junto a la entonces novia de Kimmel, Sarah Silverman, revelándole al conductor que estaban durmiendo juntos.
Los dos terminaron yendo a terapia de parejas juntos, otro segmento del dúo que se volvió viral en internet, pero no consiguieron limar las “asperezas” entre ambos, a tal punto que, luego de que Kimmel perdiera en los últimos premios Emmy, que también condujo, Damon subió a escena a mofarse del comediante. “¿Cómo salió la última categoría? Me la perdí”, entró diciendo el actor.
La dupla, de enorme timing, también robó la sonrisa de los invitados de los Oscars con sus intercambios: “Cuando nos conocimos, yo era el que estaba gordo”, disparó impiadoso Kimmel en su monólogo inicial, quien luego lo introdujo como presentador recordando uno de sus peores roles, en la lacrimógena “Compramos un zoológico”.
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