De barrendero a presidente de AFA

Cómo fue tejiendo las alianzas que hoy le permitirán sentarse en el sillón que dejó vacante Grondona

Edición Impresa

Claudio “Chiqui” Tapia, de meteórico ascenso en el ámbito dirigencial, se apresta a tomar ubicación en el sillón que dejara vacante Julio Humberto Grondona después de manejar todo durante más de tres décadas.

Nadie creció más que Tapia en estos últimos tres años en los que se desató la guerra dirigencial más pesada que se recuerde por el control de la Casa de calle Viamonte.

Este hombre, que forjó su carrera en el Ascenso, fue jugador y DT antes de consolidarse como presidente y casi dueño de Barracas Central.

Es además vicepresidente del Ceamse, hincha de Boca y fanático de la Selección.

El nuevo hombre fuerte del fútbol argentino nació en San Juan en 1967 y quienes lo conocen bien dicen que siempre ha sido frontal, de frases cortas y respuestas monosilábicas.

Estudió en San Telmo, vivió desde muy pequeño en Barracas y cada vez que puede regresa a su tierra natal para instalarse en la casa de su hermana y desde allí realizar las habituales excursiones al santuario de la Difunta Correa en Vallecito.

Los comienzos en la Capital fueron duros. Trabajó de barrendero, fue empleado de Manliba (perteneciente al Grupo Macri) y allí eligió afiliarse al sindicato de camioneros.

Tuvo actuación gremial y en una de las actividades sindicales que desarrollaba de joven conoció a Paola Moyano -uno de los cinco hijos de Hugo, el ex líder cegetista-, con quien se casó poco tiempo después. Tuvo cuatro hijos y dos de ellos -Iván y Matías- integran en la actualidad los planteles de divisiones inferiores de Barracas Central.

¿Cómo fue su ingreso al fútbol? Tuvo una muy corta carrera como jugador en el año 2000, que significó el primer paso en su vinculación con el deporte más popular. Pronto se dio cuenta de su vocación dirigencial y se acercó a Barracas para darle una mano a la entidad junto a un grupo de socios. Necesitó poco tiempo para presentarse a elecciones, ganarlas y quedarse con la presidencia, cargo que mantiene desde hace 16 años.

Hizo de todo para superar los problemas de un club jaqueado por los números en rojo, pero no sólo se conformó con dirigir desde un escritorio: también se puso el buzo de entrenador para evitar el descenso de su equipo a la Primera D.

Hubo dos momentos que le costó mucho superar. El fallecimiento de su hermano y la muerte de tres jugadores juveniles de Barracas Central en un accidente de tránsito ocurrido sobre la ruta 7, cuando los futbolistas viajaban a Jáuregui para jugar contra Flandria. Quienes conocen muy bien a “Chiqui” dicen que “esa vez estuvo muy cerca de dejarlo todo”.

Tapia actualmente desarrolla tres actividades simultáneas, como vicepresidente del Ceamse, titular de Barracas Central y en la AFA donde ocupa una oficina en el quinto piso. Desde allí operó las alianzas que terminaron por consolidarlo como candidato presidencial.

Su trabajo en Ceamse le permitió edificar una buena relación con Mauricio Macri cuando el primer mandatario era el Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

“Chiqui” fue ganándose un lugar en un ámbito difícil que sólo ha sido noticia por los descalabros. Tejió alianzas, soportó embates y esperó hasta hoy para coronar su sueño de hacerse caro de la AFA.

Presidente de un club de ascenso, no oculta su pasión por Boca y en su cuenta de Twitter se destacan fotos suyas con Fernando Gago, Guillermo Barros Schelotto y Carlos Tevez, quien lo invitó a su comentado casamiento.

Este es Claudio Tapia, el nuevo hombre fuerte del fútbol que se apresta a liderar una etapa sobre la que estarán puestos todos los reflectores.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE