Con cuchillos y pidiendo perdón, asaltaron 4 locales en Villa Elisa

Son tres. Usan capuchas, motos y el latiguillo “es lo que hay”. Comerciantes piden más patrullajes

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No le pegan a nadie y hasta piden perdón cuando se van. “Es lo que hay”, les escucharon decir más de una vez, con cargo de conciencia por lo hecho. Es tal vez lo único “rescatable” dentro del tendal de asaltos que protagonizaron la semana pasada en el centro comercial de Villa Elisa.

La serie de robos a punta de cuchilla comenzó el domingo 2 de abril, alrededor de las 21. Dos de los tres delincuentes entraron en un kiosco de 43 y 7, a muy pocos metros del cruce neurálgico de Centenario y Arana. Uno de los ladrones cruzó el mostrador y abordó a la pareja que estaba esperando al próximo cliente.

Las amenazas fueron las de siempre y los métodos, violentos. A las víctimas les reclamaron plata con insistencia y apuro, mientras los increpaban con las armas blancas.

De ahí se robaron toda la plata de la recaudación. A la pareja no la lastimaron ni la encerraron: “Pidieron disculpas y se fueron”, comentó una chica que también trabaja en el local. Cerca de ahí los estaba esperando el tercer ladrón, en una moto negra que sería marca Gilera y de 125 cilindradas.

“El problema fue que nos prometieron más patrullajes a partir de ese robo y al otro día volvió a pasar”, protestaron en ese comercio.

En efecto, el lunes 3 ocurrió algo muy parecido en una dietética que funciona sobre Arana (actual calle 419) a 50 metros del kiosco donde habían robado el día previo.

Las coincidencias fueron muchas: los delincuentes, las armas, la moto, la modalidad y el botín que se llevaron fueron los mismos.

Inclusive el rango horario en el que actuaron fue similar, alrededor de las 20. En ese mismo momento de la noche pasó lo mismo el jueves siguiente. En esa ocasión, fue un golpe doble.

Siempre con las cuchillas y excusándose por lo que hacían, pero imprimiendo el pánico en cada víctima. Y sin intenciones de desmarcarse de los anteriores asaltos, se vistieron igual, con camperones, capuchas y pasamontañas que sólo les dejaban libres la línea de los ojos.

Aquel día, irrumpieron primero en una peluquería de 419 entre 9 y 10. La tensión fue aún mayor porque “había dos nenes que se estaban cortando el pelo con sus padres”, según contaron en el barrio.

Nada de eso frenó a los asaltantes que, después de robar en ese local, cruzaron la calle en diagonal y entraron en otro kiosco, donde repitieron la maniobra.

A cada huida, del caño de escape de la moto que usaron brotaron los “cortes”, sonidos estruendosos que parecen el ruido de un disparo de arma. Desde entonces no volvieron a asaltar en los negocios de ese sector comercial de Villa Elisa, aunque la incertidumbre no deja tranquilo a nadie.

“Ahora se muestra más la policía, pero creemos que eso no soluciona nada”, lanzaron en el primer local asaltado en esta serie de hechos.

 

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