Tras la sorpresa, dicen que el pico de la invasión de mosquitos está por llegar

Así lo advierten los expertos. Parques y plazas, recargados de insectos

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La invasión de mosquitos que irrumpió en la Región y que parece haberse instalado por unos días más mantiene al “trote” a los vecinos, que ya no saben cómo esquivar su molesta presencia.

Basta con que haya un sector verde (la Ciudad se distingue, justamente, por su gran cantidad de espacios públicos sembrados de vegetación) para que asome una nube de mosquitos. Encima, ayer se le agregó el detalle del buen tiempo: la jornada fue soleada y hasta se vivieron algunos picos de calor, por lo que la gente se acercó a plazas, parques, ramblas y el Bosque, lugares todos recargados de los insectos voladores.

Por fortuna, según señalaron en esta oportunidad los especialistas, los mosquitos que vuelan por la Región en estos días no son los peligrosos, pues la especie Ochlerotatus albifasciatus, que es la clase de los que aparecen, por caso, con las inundaciones, no transmite enfermedades.

Esa es la ventanja. No obstante, en su contra se puede decir que, de gran tamaño, al picar producen un dolor punzante y la consecuencia es una pequeña marca en la piel que durante un largo rato produce ardor.

De acuerdo a la explicación dada por los expertos, estos mosquitos en pleno otoño surgen a raíz de los encharcamientos producidos por las últimas lluvias. La humedad hizo ecolisonar -explican - los huevos que se acumularon en un período en el que no hubo precipitaciones. Encima, según los especialistas, el pico de su proliferación está aún por llegar.

Así, se vieron invadidos por el representante de los dípteros las plazas San Martín, Moreno, Rocha, España, Olazábal, Belgrano y Paso, entre otras, como los parques del interior del casco urbano, Saavedra, Castelli y San Martín. Las mismas escenas con los brazos tratando de espantarlos se repitieron ayer también en el el paseo del Bosque y el Parque Pereyra.

Esta aparición repentina de mosquitos, fuera de época para la mayoría de las personas acostumbradas a que sea el verano “la temporada oficial” del zancudo (y eso es porque son resistentes al frío) , hizo temer, al principio, a los vecinos, que pensaron que podía tratarse de las especies vectoras de enfermedades como dengue, zika o chikungunya.

 

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