Un actor de otra galaxia
Edición Impresa | 30 de Abril de 2017 | 07:28

Kurt Russell, uno de los rostros más familiares de Hollywood durante las décadas de 1980 y 1990, vive una resurrección artística de primer orden con papeles en dos de las franquicias más populares del mundo, y a sus 66 años dice que “actuar es tan divertido que es difícil verlo como un trabajo”.
Russell, para muchos, siempre será Snake Plissken, el icónico renegado con parche en el ojo de “Escape de New York” (1981) y “Escape de L.A.” (1996), aunque el actor forjó una sólida carrera entre ambos títulos con obras como “La Cosa”, “Silkwood”, “Big Trouble in Little China”, “Tango & Cash”, “Backdraft”, “Tombstone” o “Stargate”, entre otras.
Una carrera con casi un centenar de películas que, no obstante, dejó en un segundo plano a comienzos de siglo para centrarse en su familia. Hasta que llegó Quentin Tarantino y le hizo una oferta que no podía rechazar.
“Actuar es tan divertido que es difícil verlo como un trabajo. He hecho otras cosas en la vida y sé lo que es esforzarse y sufrir de verdad. Realmente, esto lo puede hacer cualquiera, aunque muy pocos son capaces de elevarlo a la categoría de arte. Cualquier persona que lleva su oficio a un nivel de maestría, logra que sea arte”
El díptico “Grindhouse”/“Death Proof” lo devolvió a la primera plana, pero durante aquel rodaje al norte de Santa Bárbara (California) comprobó la calidad de los vinos de la zona y decidió que quería emprender ese rumbo. Al menos por un tiempo.
BON VIVANT
“Trabajar con Tarantino es lo mejor del mundo, pero durante 30 años quise aprender a hacer vino. Un pinot noir al estilo de los de Borgoña. Y quería hacer chardonnay. Al principio no sabía nada de ellos, solo que los bebía constantemente. Cuando descubrí que eran estilos particulares, me lancé a hacerlos yo mismo y creé Gogi Wines”, explicó el actor.
“Desde 2007 me he dedicado a ello, aunque nunca dejé el cine por completo. Hice cosas pequeñitas que nadie vio, como ‘The Art of the Steal’, con la que disfruté muchísimo, o ‘Bone Tomahawk’, que se convertirá en una película de culto. Luego me llamó de nuevo Tarantino para ‘The Hateful Eight’ y no he parado. Son proyectos muy divertidos”, explicó.
La seguidilla a la que se refiere Russell incluye las partes siete y ocho de la saga de “Rápidos y furiosos” (esta última, estrenada hace dos semanas en los cines), a las que sumó la cinta de cine catástrofe “Horizonte profundo” y, desde el próximo jueves, “Guardianes de la Galaxia Vol. 2”, donde encarnará al padre del héroe Peter Quill... un planeta.
“Actuar es tan divertido que es difícil verlo como un trabajo. He hecho otras cosas en la vida y sé lo que es esforzarse y sufrir de verdad. Realmente, esto lo puede hacer cualquiera, aunque muy pocos son capaces de elevarlo a la categoría de arte. Cualquier persona que lleva su oficio a un nivel de maestría, logra que sea arte”, apuntó.
Y agregó: “Ser actor no es como coger una brocha y pintar. Se trata de usar tu cuerpo. No quiero hablar mal de esta profesión, pero no me veo a mí mismo como un artista. Sé que puedo alcanzar ese nivel. Al final del día, me gusta sentir que hay cierto nivel de destreza y habilidad en mi labor”.
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