La Plata fue un carnaval
Edición Impresa | 21 de Junio de 2017 | 03:04

A las puertas de la Bombonera, su casa; en Bahía Blanca, el lugar de momento, y en el Obelisco, el centro neurálgico de celebraciones, fueron los puntos de festejo para el nuevo campeonato de Boca Juniors. Una fiesta azul y oro que se trasladó a lo largo y a lo ancho del todo el país, inclusive en nuestra ciudad, con una verdadera multitud que se reunió en la céntrica esquina de 7 y 50 para gritar la nueva consagración del equipo Xeneize, por anticipado ya que San Lorenzo derrumbó la ilusión de Banfield, único peligro que asomaba en el horizonte boquense.
En bahía Blanca, medio centenar empezó temprano la espera frente al hotel Argos, cuando la delegación llegó al hotel y a ellos, estoicos ante las bajas temperaturas del sur bonaerense, se le sumó un par de miles, que se llevó como premio una ofrenda de los futbolistas y también de Guillermo Barros Schelotto. Los jugadores salieron unos minutos para cantar junto a los hinchas y luego el Mellizo dedicó fotos, autógrafos, abrazos y besos, y no dejó un centímetro de vallado para compartir con los simpatizantes.
Temprano llegó un centenar de personas a las puertas de la Bombonera, hubo pedidos para que se abra, con fuegos artificiales incluidos, pero con el correr de los minutos, al tiempo que llegaba más gente, todo indicaba que los festejos oficiales se iban circunscribir al domingo ante Unión. “Contra reloj vamos organizar una fiesta de todos los hinchas de Boca. Todos los socios no van a poder entrar el domingo. Queremos hacer una fiesta par los hinchas, jugadores y cuerpo técnico”, dijo el presidente Daniel Angelici.
El Obelisco es un centro neurálgico infaltable en los festejos futboleros. Alrededor del símbolo que emerge en la Plaza de la República y sus rejas que lo circundan hubo banderas azul y oro al por mayor.
FANTASMAS
Una media docena de integrantes de la delegación boquense en Bahía Blanca salieron por las calles de la ciudad a festejar el título disfrazados de “fantasmas de la B”, cubiertos por sábanas blancas recogidas de las habitaciones del hotel donde concentran, mientras entonaban cánticos recordando precisamente el descenso a la B Nacional que sufriera su clásico rival, River Plate, en 2011.
Los pasos previos a ese momento ocurrido alrededor de las 21, cuando ya se había consumado la victoria de San Lorenzo sobre Banfield, empezaron cuatro horas antes cuando el plantel bajó desde sus habitaciones al salón comedor del hotel Argos, donde fue recibido por Alfredo Dagna, el presidente de Olimpo, y el vice tercero de esa institución, Horacio García, quienes se encontraron con el vice boquense Royco Ferrari y el “adscripto” Juan Carlos Crespi.
A la visita de “cortesía” le sobrevino una merienda de los jugadores que se hizo frente a los televisores instalados en un comedor que fue vallado para que solamente permanecieran allí todos los boquenses.
El Mellizo era el más nervioso y confió que los “minutos no pasan más porque San Lorenzo y Banfield no patean a los arcos”, mientras pasaba hacia el baño con tanta obnubilación que terminó ingresando al de damas.
Minutos antes de ser campeones los jugadores le manifestaron a la prensa que pretendían salir a festejar con la gente y no hablar con ellos, lo que efectivamente realizaron. Con Leonardo Jara, Ricardo Centurión, Cristian Pavón, Fernando Tobio y el arquero Agustín Rossi se pasearon por la puerta del hotel disfrazados de fantasmas, mientras el resto se dedicaba a pasear en andas a los delanteros Walter Bou y Nazareno Solís.
A LA CALLE
La ciudad de Bahía Blanca se convirtió en azul y oro en las calles céntricas y en adyacencias del hotel donde se encuentra alojado el plantel boquense, que festejó el título luego de la derrota de Banfield.
Los bahienses, con la camiseta del club de la Ribera, gorros, banderas y hasta bufandas contra el frío, salieron a las calles a celebrar con una pasión que fue contagiosa de punta a punta en todo el país.
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