Dormía en un búnker blindado

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Quienes lo conocen, coinciden que Jorge Castillo no reparaba en gastos. Ostentaba sus millones y disfrutaba de ellos con gustos un tanto excéntricos.

Hasta dormía en un búnker con acceso blindado, que fue desde donde abrió fuego a la comitiva policial que irrumpió en su casa para detenerlo.

Fue en el barrio cerrado Haras Argentino, de la localidad de Open Door, en el partido de Luján.

La propiedad cuenta con una fuente central ubicada en la rotonda de acceso adornada con luces.

El ala derecha de la mansión aún está en pleno proceso de refacción, con la estructura preparada para sumar una segunda planta y equiparar en altura a la construcción principal.

En el fondo de la casa, un sendero comunica de forma directa con una amplia piscina y sobre el extremo izquierdo hay una cancha de tenis con medidas profesionales y que cuenta con una superficie de cemento.

Según relataron residentes del barrio privado, el “Rey de La Salada” compró la propiedad a fines de 2015 al empresario español Angel Sanchís Herrero, dueño de “La Moraleja”, uno de los principales latifundios productores de limones a nivel mundial, ubicado en Salta, y denunciado en 2013 por la Procuraduría de Criminalidad Económica (Procelac) por el delito de “lavado de dinero”.

 

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