Cien años de soledad, la novela icónica de García Márquez, cumple hoy medio siglo
Edición Impresa | 5 de Junio de 2017 | 02:03

Con una oferta inagotable de muestras, ciclos literarios, instalaciones y ediciones especiales, comenzará a celebrarse a partir de hoy en nuestro país, y hasta fines de julio, los cincuenta años de “Cien años de soledad”, la novela icónica del colombiano Gabriel García Márquez que se publicó en toda Latinoamérica y España gracias a la apuesta de riesgo que realizó una editorial argentina bajo la tutela del mítico editor Francisco “Paco” Porrúa.
A la luz de las múltiples influencias y derivaciones que provocó su aparición en una escena literaria dominada por las referencias indigenistas y los vínculos hieráticos entre ficción y realidad, resulta difícil no imaginar un destino de grandeza para la saga de los Buendía, que lleva vendidos más de 50 millones de ejemplares y es por lejos la novela más popular de América Latina.
El panorama no era tan nítido sin embargo en 1967, el año en que Porrúa -que se desempeñaba como asesor en Editorial Sudamericana- decidió apostar por García Márquez, que por entonces había publicado tres obras con buenas críticas pero ventas mínimas y sobrevivía escribiendo guiones de cine en México, al mismo tiempo que Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar entregaban al mercado editorial los primeros títulos de lo que luego sería conocido como el “boom latinoamericano”.
“Estoy, en efecto, trabajando en mi quinto libro, ‘Cien años de soledad’. Es una novela muy larga y muy compleja en la cual tengo fincadas mis mejores ilusiones. Según mis cálculos, los originales tendrán unas 700 cartillas, de las cuales tengo listas 400. A pesar de las dificultades con que trabajo en este libro que he planeado durante unos 15 años, estoy haciendo esfuerzos para terminarlo a más tardar en marzo”, le había escrito el colombiano al editor en una misiva fechada el 30 de octubre de 1965.
“Cien años de soledad” se publicó finalmente el 5 de junio de 1967 con una tirada inicial de ocho mil ejemplares, que se agotaron en quince días, y salió con una portada provisoria -la imagen de un barco en medio de la selva, hoy transformada en un emblema- ya que la tapa que deseaba el escritor no llegó a tiempo desde Colombia. “Fue una audacia apostar por García Márquez en aquel momento, pero creo que todos los editores cuando publican un primer libro de un autor desconocido son audaces. Por algo Porrúa fue un editor mítico”, destaca Gloria Rodrigué, que tenía apenas 16 cuando comenzó a trabajar en Editorial Sudamericana, el sello fundado por su abuelo.
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