Las parrillas ambulantes invaden el paisaje urbano y salen a levantarlas
Edición Impresa | 27 de Agosto de 2017 | 04:38

El auge de las parrillas clandestinas, que de un tiempo a esta parte colonizaron el paisaje de distintos espacios públicos en los que el ambiente sano debería predominar por sobre las densas humaredas, sufrió en las últimas horas una estocada municipal: agentes de la Secretaría de Convivencia y Control Ciudadano llevaron adelante un operativo focalizado en desalojar a parrilleros que se encontraban instalados en la vía pública, ofreciendo sus mercaderías en abierto incumplimiento con la normativa vigente.
En total levantaron ocho parrillas móviles que se encontraban “sin cumplir con las medidas de seguridad ni las normas adecuadas” en las siguientes ubicaciones: en 11 y 50; en 7 y 43; en diagonal 73 y 59; en 7 y 59; en diagonal 74 y 58; en 6 y 49; y dos puestos en avenida 44 en las esquinas de 10 y de 11.
Como es sabido, en cualquier punto de la Ciudad suelen verse instalados estos puestos que, “exentos” de controles bromatológicos, representan un riesgo para la salud pública: en las inmediaciones de espectáculos deportivos y musicales, en espacios verdes, en nudos de intercambio vehicular, en las madrugadas “post-boliche” y en los accesos al casco urbano. En cualquiera de esos lugares -entre otros- se montan parrillas ambulantes que venden carne asada, chorizos, hamburguesas u otros alimentos elaborados al paso.
Al respecto, el secretario local de Convivencia y Control Ciudadano, Roberto Di Grazia, manifestó que “sabemos del alcance de esta problemática que afecta no sólo a todos los comerciantes que pagan un alquiler con todos sus impuestos y cargas sociales; sino también a quienes consumen alimentos en estos puestos que no cumplen con los requisitos bromatológicos, además de no poseer constancia de la procedencia de la carne que asan”.
En ese sentido, el marco sanitario es uno de los aspectos que se advierten como más riesgosos: sin controles, los alimentos pueden presentar riesgos por no estar bien cocidos; por no haberse mantenido frescos; o por contaminarse al no haber sido manipulados con la debida higiene.
Por otro lado, el funcionario comunal detalló que “esta actividad es ilegal e infringe la ordenanza 6.147. Como organismo de control nuestra labor es asegurarnos que se respete el marco legal correspondiente; compromiso que asumimos desde inicio de gestión y que reafirmamos con nuestro desempeño diario”.
Este diario ya ha dado cuenta de la proliferación que esta actividad ha experimentado hacia casi todos los focos donde haya concentración de personas. A diario puede verse como montan los puestos ya sea en las inmediaciones del Estadio Único cuando hay partidos o recitales, las puertas de la UOCRA, en 44 y 4, la avenida 1, cerca de la Escuela Albert Thomas, o en la zona de Circunvalación próxima a la Estación Provincial. Meses atrás se dio el caso de un parrillero que llegó a instalarse en la plaza San Martín y ofrecía sus mercaderías en las narices de la Gobernación.
Los precios varían de un puesto al otro. Un choripán ronda entre los 35 pesos, la bondiola se vende a 65 pesos el sandwich y el vacío cotiza cerca: entre 65 y 70 pesos. Además no todos los puestos ofrecen lo mismo y en algunos casos pueden sumar empanadas y bebidas frías que en general venden en latas.
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La Plata se encuentra entre las cinco ciudades del país con mayor penetración de la venta clandestina callejera junto a la capital federal, Lomas de Zamora, San Martín y La Matanza. La parrillas son apenas uno de los incontables rubros de ese comercio ilegal
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