El peligro de “naturalizar”

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“Cuando hay un hecho disruptivo en una escuela.....”. La frase, inconclusa, la usó una psicóloga para explicar un conflicto escolar ocurrido hace tiempo. La intención de recordarla pasa por hacer hincapié en el término disruptivo: “que produce una interrupción súbita de algo”. Y un hecho violento en una escuela produce la interrupción súbita de todo. Porque la escuela es, por definición, la antítesis de la violencia, de la sinrazón, del no diálogo, del no solucionar las cosas (las que sean) de forma civilizada. Un hecho violento en una escuela es una contradicción en sí mismo. Por ello, cuando ocurre, altera hasta los cimientos. “¡Siete docentes con ART por una amenaza! ¿No será mucho?”, preguntó días atrás un lector. No. Quizás sea poco. Quizás sea nada. Con sus errores, son maestras. Es la escuela, es el aula. Las tizas no se manchan... O no deberían mancharse. El (gravísimo) problema puede ser que algunos estén naturalizando estas cuestiones. Eso sería disruptivo para el sistema. Lisa, llana y peligrosamente.

 

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