Con un tiro en la cabeza, hallaron muerto a un joven en un descampado de 610 y 23

Vestido con ropa deportiva y tirado boca abajo entre pastizales de un descampado del barrio Aeropuerto. Así fue encontrado ayer a la mañana el cuerpo de un joven de 23 años que vivía en esa misma zona y murió de un tiro en la cabeza, a la altura de la sien derecha.

Hasta que llegaron los peritos forenses se especuló con la posibilidad de que se tratara de una muerte natural, pero una vez que observaron en el parietal del muchacho el orificio de dos centímetros de diámetro compatible con un disparo, sólo quedaron dos hipótesis: un homicidio o un suicidio. La ausencia del arma hizo caer esta última chance, aunque un investigador no descartó que alguien “que haya pasado por el lugar se la hubiera llevado”.

Después de la autopsia fuentes policiales y judiciales confirmaron que el joven fue ejecutado a quemarropa, presuntamente en un lugar distinto al descampado de 610 y 23 donde fue encontrado cerca de las 9 de la mañana de ayer.

La Policía supo del hallazgo después de que alguien llamó al 911 para alertar que había una persona tirada, inerte, en unos pastizales de la calle 610

Los primeros en llegar fueron los efectivos del Comando de Patrullas, que confirmaron que el dato del testigo era certero, comunicaron la novedad al Destacamento del Barrio Aeropuerto y al fiscal en turno, Alvaro Garganta.

Este convocó a los detectives del gabinete de Homicidios de la DDI y a los peritos de Policía Científica, mientras la escena era perimetrada para no complicar el levantamiento de rastros.

“El lugar es totalmente descampado”, lo describió una fuente que trabajó en el operativo, “y la casa más cercana está a unos 200 metros”.

La movilización de patrulleros y medios de prensa hizo que la noticia corriera rápido en el barrio, lo que ayudó a identificar a la víctima, ya que entre sus pertenencias no encontraron ninguna documentación personal.

Mientras se organizaban varios grupos operativos para recorrer las inmediaciones en busca de testigos o de alguien que conociera al fallecido, se presentó en el lugar una mujer que se identificó como pareja de la víctima, informaron fuentes oficiales.

Dijo que el joven se llamaba Jonathan Ezequiel Marcelo Gallo, que tenía 23 años y trabajaba como empleado de mantenimiento de la llamada feria paraguaya, según la versión oficial.

Reveló también que el muchacho “tenía problemas de adicciones y que se había ido de su casa hacía un par de días”, aportó un pesquisa.

misterio

Los peritos que relevaron el sector donde estaba tirado el cuerpo advirtieron que “no parecía ser la escena primaria”, es decir, el sitio donde ejecutaron a Gallo. Por eso estimó un jefe policial que “es probable que lo hayan matado en otro lugar y lo llevaron allí más tarde”.

El cuerpo fue trasladado a la morgue local para la autopsia que se realizó a la tarde, en tanto que el personal de Científica buscó rastros y elementos de interés en los alrededores. El hombre, que estaba vestido con un pantalón y buzo con capucha azules y zapatillas, sólo llevaba encima su teléfono celular, que también fue incautado para ser sometido a peritajes.

Los investigadores procuraban determinar también si Gallo tenía antecedentes penales, algo que sospecharon desde un primer momento “por algunos tatuajes”. Eso, claro, no es determinante.

Sí establecieron que tiene antecedentes como “consumidor de estupefacientes”, pero restaba confirmar los ingresos a comisarías que mencionaron algunos testigos de la zona.

Lo concreto es que, por ahora, son más las dudas que las certezas. Se sabe que al joven lo mataron alrededor de las 2 de la mañana de ayer con un arma calibre 22 o 32 corto. Resta aclarar dónde y cuántas personas participaron del hecho, y, quizás la clave, por qué. Si alguien vio o escuchó algo, todavía no lo dijo.

El fiscal Garganta ordenó una serie de diligencias y caratuló la causa, al menos por ahora, como “homicidio simple”.