“El cine es un amante espectacular”
Edición Impresa | 5 de Septiembre de 2017 | 05:11

Cuando el Conservatorio de Arte Dramático le cerró las puertas a la salida de la adolescencia, muchos hubieran bajado los brazos: pero Pilar Gamboa sabía que la actuación era lo suyo. “Desde que empecé a actuar tuve la sensación de encontrar algo que me salvó la vida. La peor pesadilla es no saber lo que te gusta hacer, y yo lo encontré”, dice la actriz que, desde aquel rechazo inicial que le propinó su pasión construyó por el camino del salmón y con la paciencia de la hormiga una trayectoria que la ha llevado a ser hoy uno de los rostros más convocados del cine.
El escenario del teatro “me fascina, me conmueve, es lo que me mantiene inquieta. Tiene algo milenario, mágico, algo tan de la narración antigua... es como un acto de fe, tiene algo como de la niñez”
“Se me fue dando de manera paulatina, no es que empecé en la tele a los quince años y me fue bomba”, comenta Gamboa sobre un recorrido que define como “genuino”, poniendo siempre “proyectos que me generaran riesgo actoral” sobre lo material: “No me interesa acomodarme en un lugar y perder el riesgo como actriz. A algunas cosas le dije que sí porque tengo que pagar el alquiler, pero nunca pensé mi carrera en términos económicos”, cuenta entre risas en diálogo con EL DIA.
De hecho, Gamboa sostuvo su carrera actoral durante años con un trabajo part time en las oficinas de una conocida marca de naftas, un trabajo que terminaba a las dos de la tarde y le permitía ensayar por las tardes y estrenar por las noches. Un ritmo frenético que sostuvo también este año, en el que estrenó “La muerte de Marga Maier” (rodada en Punta Indio y de reciente paso por el Select), “El Pampero” (en cartel en el Select) y “Mamá se fue de viaje” (el mega éxito nacional que sigue en pantalla en los cines platenses); este año también estrenará “El futuro que viene” (llega el 12 de octubre): aunque la actriz revela que grabó “El Pampero” en 2015 y el resto de sus proyectos en 2016 (“pareciera que copé las pantallas, pero las fui haciendo a lo largo del tiempo”), lo cierto es que los ensayos de “La Terquedad”, artefacto teatral de Rafael Spregelburd estrenado en el Cervantes, coincidieron con el rodaje de “Mamá se fue de viaje”.
EL TEATRO, EL AMOR
La obra de Spregelburd le permitió a Pilar protagonizar por decimocuarto año consecutivo al menos una obra en teatro, su gran amor y el lugar donde se inició y que no planea abandonar por más que la convoque el cine: casada con las tablas (“el teatro es un gran amor”), ahora, “fascinada” por la pantalla grande, dice que “el cine es un amante espectacular”.
El escenario del teatro “me fascina, me conmueve, es lo que me mantiene inquieta. Tiene algo milenario, mágico, algo tan de la narración antigua... es como un acto de fe, tiene algo como de la niñez”, dice mientras busca las palabras para capturar la elusiva sensación que le genera su pasión.
“La Terquedad” la tendrá ocupada durante 2018, cuando durante seis semanas la obra de Spregelburd, parte de su fundamental heptalogía, regrese al Cervantes de renovada propuesta desde que asumió Alejandro Tantanián (el teatro estrenó este año, por primera vez en una sala oficial, obras de Copi, incluyendo la polémica “Eva Perón”). Durante la próxima temporada, Gamboa también prepara una obra junto al grupo teatral Piel de Lava, que conforma junto a Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes.
LENGUAJES
¿Como conviven el gran amor y el amante espectacular? La intérprete porteña dice que aunque los proyectos convivan, “no quedo pegada a los personajes” porque “soy una actriz más lúdica que psicologista, asumo el riesgo emocional en el momento en el que estoy jugando, pero cuando termina lo que estoy haciendo ya me dan ganas de tomar una cerveza”.
“Son lenguajes distintos”, agrega sobre la separación entre los diversos medios que la tienen ocupada, y explica que mientras la tevé (Gamboa filmó “Farsantes” y “Signos”) “tiene una gimnasia de la actuación, hay algo que tiene que ser resuelto en el momento, no hay tiempo para retomas”, “el teatro es otra cosa, dentro del ensayo hay tiempo, uno en el ensayo puede apostar para fracasar, ir entendiendo el texto de a poco”.
El cine, en tanto, “tiene mucho más tiempo”, analiza, pero tiene la dificultad de conocer “cómo se va a narrar algo con la cámara: ahí uno empieza a trabajar con el director y a pensar qué es lo que se ve y lo que no, y qué conviene acentuar y qué conviene dejar pasar según el lente, según el plano”.
Casada con las tablas (“el teatro es un gran amor”), ahora, “fascinada” por la pantalla grande, Pilar Gamboa dice que “el cine es un amante espectacular”.
Ese lenguaje es el que está explorando con frecuencia desde la aparición de “El incendio”, la película de Juan Schnitman de 2015 que marcó su primer protagónico en cine: hoy, mientras prepara “Amor y anarquía” de Agustina Macri para 2018, año en que se estrenará la monumental “La Flor” (obra de Mariano Llinás de nueve horas, que se mostrará entera en el BAFICI), dice que “siento que empiezo a disfrutarlo. Uno comienza a ganar en el oficio y entender más los planos, los lentes, cómo lo ve el director, y empieza a jugar más con la actuación, sin estar preocupada por lo que se ve y lo que no se ve”.
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