La realidad que siempre supera a la ficción
Edición Impresa | 19 de Enero de 2018 | 02:30

La céntrica esquina de 7 y 47 se ha convertido, a lo largo de este tórrido enero, en lo que parece ser un territorio liberado para las protestas de los vendedores ilegales (en este caso dicen representar a supuestos vendedores callejeros de frutas y verduras) que toman la esquina como propia sin que nadie acierte a encontrar soluciones a un problema de vieja data que, además, le complica la vida al resto de los vecinos.
Aquellos que nada tienen que ver con la problemática en debate terminan convertidos -a la fuerza e injustamente- en rehenes de una situación a la que, hasta ahora, el poder político de la Ciudad no le ha encontrado solución.
Ayer, como ya ha ocurrido en anteriores oportunidades, se dio el paradojal caso de que durante largo rato el piquete en cuestión careció de piqueteros. Solo unas bolsas, algunos cartones y unos pocas pancartas cortaban el paso y el tránsito sobre la vital calle 7.
Patética y ridícula situación que llevó a un fiscal que casualmente pasaba por el lugar a inquirir a la Policía por su falta de accionar ante una situación a toda vista anómala en la que el tránsito vehicular estaba cortado aun cuando no había gente en la protesta. Pero, como bien se sabe, la realidad habitualmente supera a la ficción.
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