La necesidad de hacer campañas ante brotes de enfermedades

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Si bien resulta ponderable la decisión de muchos platenses de aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla, a raíz de que eligieron viajar a Misiones o pasar sus vacaciones en Brasil -país en el que, en años anteriores, se registraron brotes de esa enfermedad en regiones como San Pablo, Río de Janeiro y Espíritu Santo, declaradas entonces como áreas de riesgo por sus autoridades sanitarias- el informe publicado ayer en este diario puso en evidencia algunos desajustes y errores conceptuales derivados de la falta de conocimiento sobre el tema, que debieran ser corregidos mediante campañas de esclarecimiento.

Lo cierto es que la nota reflejó primeramente datos sobre la elevada demanda que se volcó sobre los tres centros vacunatorios contra esa enfermedad existentes en la Ciudad, con largas horas de acampe frente a ellos por parte de personas que, según dijeron, proyectan viajar de inmediato al país vecino. Según se pudo comprobar, la mayoría de los platenses que acuden a esos centros lo hacen sobre la hora, desconociendo que se necesitan al menos 10 días de antelación al viaje a Brasil o a Misiones para que las vacunas tengan el efecto esperado.

Además, muchas personas se suman a esas colas en busca de un turno de atención, ignorando que no todos pueden aplicárselas, por distintos tipos de contraindicaciones médicas. Se advirtió asimismo que quienes aspiran a viajar a esos lugares debieran conocer primero dónde se vacuna, en qué horarios y cuántos turnos se otorgan por día, además de estar al tanto de los plazos convenientes y de las restricciones sanitarias vigentes.

Las fuentes médicas advirtieron que los mayores de 60 años de edad tienen que hacer una consulta médica previa, porque no todos están en condiciones de recibir la vacuna contra la fiebre amarilla. Asimismo, se enfatizó en que debe consultarse sobre los lugares de Brasil a los que se proyecta viajar, ya que en no todos es necesaria esa previsión. Desde la Sociedad de Infectología de La Plata se indicó que las áreas consideradas de riesgo este año corresponden a los municipios ubicados al sur de Brasil hasta el estado de Bahía y que idealmente la vacuna debe ser aplicada un mes previo al viaje, con un mínimo de diez días de antelación.

Tal como se ha señalado, resulta una actitud ponderable por parte de la población la intención de vacunarse, aún cuando las autoridades sanitarias debieron haber desplegado con suficiente tiempo una campaña preventiva con información suficiente. Siempre se ha encarecido en esta columna la necesidad de que todas las personas dispongan de bases educativas e informativas lo más completas posibles sobre una cuestión tan delicada como es la de la salud.

Está claro, por ejemplo, que la presentación de casos de dengue en nuestro país -así como también de los de hantavirus- hacen recrudecer las alarmas, ya que nuestro suelo y el de países vecinos se han visto castigados en las últimas décadas por la aparición de estos flagelos.

A partir de allí, los especialistas llamaron la atención sobre la necesidad de que muchas personas, que programan las vacaciones en lugares alejados de nuestro país o en países limítrofes, adoptaran una serie de prevenciones ante las posibles enfermedades que pudieran contraer en sus destinos turísticos, como por ejemplo el dengue, la malaria o la fiebre amarilla. Pero esas prédicas deben ser certeras, detalladas y continuas, para que la población sepa bien a qué atenerse en cada caso.

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