Armados y encapuchados, 3 sujetos encañonaron a un bebé en un robo a una quinta de Romero
| 28 de Noviembre de 2019 | 22:39

Al menos tres sujetos perpetraron en las últimas horas un asalto en una vivienda de Melchor Romero que aterrorizó a la familia afectada por las violentas maniobras que emplearon los individuos para ejecutar su plan delictivo.
Según precisaron los integrantes de la familia afectada, una pareja de caseros que trabaja en el lugar, alrededor de las 22.30 los individuos entraron a su casa ubicada en la zona de quintas de 515 entre 166 y 167, en Melchor Romero.
Armados y encapuchados, los malvivientes no repararon en el daño psicológico que podían causarle a los tres niños, hijos de la pareja, que se encontraban en esa morada a punto de dormir.
Tras asegurarse que en la casa no había nadie más, comenzaron a lanzar amenazas contra el dueño de casa a quien lo golpearon y amenazaron en varias ocasiones.
“Eran tres, estaban encapuchados y cada uno de ellos tenía un revólver -recordó el damnificado en diálogo con este diario-; mi mujer estaba en la pieza con nuestros tres hijos”, dos nenas de 11 y 6 años, y un bebé de 1 año.
El objetivo de sembrar pánico para mantener controlada la situación mientras buscaban objetos de valor se vio reflejado en los tres disparos que hicieron contra el piso.
Las tres detonaciones generaron estupor en todos los integrantes de la familia que intentaban ponerse a resguardo mientras el dueño de casa yacía en el piso sin margen de acción.
El momento más dramático de este episodio se vivió después de que los ladrones encontraran dinero y algunos objetos de valor.
No conformes con el botín, uno de los malvivientes “le puso el revólver en la cabeza al bebé de 1 año, mientras me ordenaba que les dijera dónde estaba la plata”.
“Al final nos sacaron 8.000 pesos, dos celulares, una tablet y documentos de toda la familia”, detalló el quintero que dialogó con este diario.
Edgardo calculó que los delincuentes “estuvieron acá cerca de 10 minutos” y que si bien los vio llegar “caminando” no pudo precisar si no los esperaba afuera algún cómplice en un vehículo.
Refirió que “por más que les expliqué que somos empleados, que el dueño de la quinta vive en otro lugar, nos insistían para que les demos pesos, dólares y hasta armas”.
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