Las elecciones pasan y el debate sobre la Provincia sigue pendiente

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Por JOSÉ PICÓN

jpicon@eldia.com

Terminaron las elecciones Primarias. Una más desde que se puso en marcha este mecanismo que obliga a todos los partidos a someterse a la voluntad popular el mismo día, aún cuando no tengan que dirimir internas.

Pasó, además, una nueva oportunidad para debatir un tema impostergable y que en el fragor de la campaña parece condenado a quedar irremediablemente relegado.

La discusión sobre los recursos que recibe la Provincia una vez más estuvo ausente en la campaña, un asunto que buena parte de la dirigencia bonaerense prefiere no asumir como lo que es: un aspecto clave para el desarrollo de un distrito que sigue postergado.

La paradoja es notoria: Buenos Aires es la provincia más poblada y la más grande del país. También, la más productiva. Pero al mismo tiempo, incluye bolsones de pobreza intolerables y un déficit social y de infraestructura muy marcados. Los recursos que recibe no se condicen con lo que aporta al PBI nacional: genera casi el 40 por ciento de ese producto y apenas le llega el 22 por ciento de fondos federales.

Muchos mandatarios bonaerenses han optado por el silencio frente a esta discriminación. Felipe Solá esbozó en su tiempo algún reclamo, hasta que María Eugenia Vidal fue a la Justicia para obtener el descongelamiento del Fondo del Conurbano. Pero la coparticipación pura, sigue intocada. Ningún gobernador está dispuesto a ceder recursos propios para atender el justo reclamo bonaerense. Y sin la anuencia de ellos, no habrá reforma posible ni ley que modifique la injusticia.

¿Por qué las provincias petroleras reciben regalías por esa explotación mientras que Buenos Aires, productora agrícola por excelencia, no cobra un peso? Esa misma producción debe ser transportada por caminos vecinales y rutas cuyo mantenimiento se torna gravoso para municipios y el propio Estado provincial frente a la infinidad de necesidades básicas que tiene que atender.

La Provincia debe hacerse cargo además de un Conurbano explosivo, que sigue recibiendo inmigración interna y externa que arriba a zonas cercanas a Capital Federal en busca de un mejor destino. Sus gastos se multiplican para atender esas demandas adicionales en materia de salud y educación, sólo por tomar algunos aspectos.

Y sin fondos suficientes para sostener esa exigencia creciente, la desigualdad social será cada vez más notoria. Esa realidad cruda, estuvo ausente en el debate. Los tiempos electorales deberían ayudar a descorrer el velo de ese injusto reparto de fondos.

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