La ancestral Pachamama fue homenajeada por decenas de personas que dejaron su tributo

Es una ceremonia andina que hace años se viene consolidando también en la Región. El ritual

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En rueda, un centenar de personas se reunió ayer en el predio Municipal de 122 y 56, para rendir tributo a la Pachamama, una ceremonia ancestral andina de agradecimiento a la Madre Tierra.

En un ambiente de silencio y concentración, María Ochoa, cacique de la comunidad colla Malkawasi de La Plata, se ubicó en el centro, al lado de la apacheta - pozo que se hace para dejar los tributos a la tierra -. Desde allí, se acercó a cada uno de los asistentes con un cuenco con hojas encendidas de laurel y palo santo. Todo para crear lo que los pueblos originarios denominan un campo energético renovador.

Pese al frío que se sintió un poco mas crudo bajo la sombra del Bosque, muchos aceptaron el ritual de purificación descalzos y observaron atentos cada gesto de la cacique.

En otros pueblos del interior, la Pachamama no solo se realiza cada 1° de agosto, sino también en ocasiones especiales.

El ritual más importante es el “challaco”, un vocablo que deriva de la lengua quechua y se emplea para la acción de dar de comer y beber a la tierra.

Por eso desde el inicio de la jornada se observaron vasijas y platos con granos de todo tipo, frutas, trozos de carne, tinajas con vino y otras bebidas alcohólicas como la caña con ruda. Esta es tal vez la costumbre que mas prendió en la población y cada vez son mas los que toman unos sorbos de esa preparación para “barrer” las malas energías y atraer a la suerte.

Muchos de los alimentos que se prepararon para compartir de manera comunitaria se hicieron en viviendas familiares la noche de la víspera.

Eso contempló la elaboración de comida especial con productos como la quinua.

En el segmento en que los asistentes pasaron al centro a dejar en la apacheta sus ofrendas, fueron “bendecidos” con papel picado en la cabeza y se les entregó algunas hojas de coca.

“Para nosotros las hojas de coca representan uno de nuestros alimentos”, aclaró la cacique.

En ese momento se pidió que pasaran por parejas, hombre - mujer para simbolizar cosas como la noche y el día, el sol y la luna, en suma, la armonía de lo complementario.

En la apacheta el “vientre” de la Madre Tierra se abrió para recibir muestras de agradecimiento y deseos.

La emoción de algunos se alternó con las preguntas de otros que reflejaron la necesidad de adentrarse en costumbres propias de los primeros habitantes de estas tierras.

“Este es un momento para agradecer con profundo sentimiento, sanación y alegría y los invitamos a todos a comer con nosotros y disfrutar de la música”, agregó la cacique.

Los organizadores destacaron que año a año son mas las personas de la región y de otras ciudades que se abren sin prejuicios para formar parte del ritual de la Pachamama.

 

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