La tragedia del bar donde murió Lucía abre un debate sobre los calefactores para las mesas afuera

No es una novedad y crecieron a partir de la prohibición de fumar dentro de los bares. Pero en pandemia tienen una suerte de relanzamiento. Los sistemas para calefaccionar las mesas que se instalan afuera de los locales gastronómicos quedaron en el centro de un nuevo debate, a partir de la tragedia que en un bar de la localidad bonaerense de San Miguel costó la vida de Lucía Costa (18).

Los últimos detalles conocidos sobre el caso conforman a la Justicia la idea de un accidente por negligencia al pretender recargar uno de esos calefactores ubicados como centros de mesa, con la llama aún encendida y desde un bidón de cinco litros lleno de combustible que al tomar contacto con el fuego, explotó.

Más allá de esa circunstancia, por la que en la causa está imputada -junto al dueño del bar y el encargado- la camarera que hizo esa recarga, el hecho hace que se ponga atención en los sistemas para llevar algo de calor a las mesas que se instalan afuera en tiempos de pandemia en que es la única  forma de que los locales gastronómicos atiendan comensales en el lugar, más allá de la forma de delivery o take a way.

¿Existen normas al respecto?. Es la pregunta. 

En nuestra ciudad hay locales donde las mesas "de afuera" se calefaccionan con calentadores en forma de torre que debajo tienen una garrafa. En otros el calor sale de un conducto que proviene directaamente de la calefacción del local, en la mayoría de los casos por sistema de gas natural. En el caso de la tragedia de San Miguel fuentes de ese municipio han señalado que el local contaba con todas las habilitaciones y requisitos necesarios, incluyendo el informe de Bomberos. Pero a la hora de hablar del calentador-centro de mesa de la tragedia de Lucía señalan que en ese punto no hay una legislación al respecto.

De ahí que el caso quede acotado a la negligencia de la camarera que se acercó a la mesa con un bidón de cinco litros de alcohol e intentó recargar el mecanismo cuando lo que debió haber hecho fue esperar a que ya no hubiese llama y que se enfriara la carcasa del dispositivo, como ahora ha trascendido que debe manipularse ese elemento conocido en el mercado como fogón quemador, centro de mesa ecológico o chimenea ecológica.

Se trata de artículos cuyo costo varía entre los $1.500 a los $3.000, tienen un cuerpo de cemento, piedras, y un quemador de bioetanol, que es un combustible “biosustentable” obtenido a partir de la fermentación de los azúcares de plantas como caña de azúcar, remolacha, maíz, sorgo, cebada o trigo. También se puede usar con alcohol común.

Su uso requiere una serie de cuidados que van desde la estabilidad del aparato, para que no caiga al piso y se derrame el combustible mientras la llama está encendida, hasta el punto clave que es la recarga. Sólo puede ser llenado cuando la llama se haya extinguido y la chimenea se haya enfriado, se advierte.

Fuentes de la comuna de San Miguel han señalado que “no existe legislación" sobre el uso de calefactores para las mesas instaladas al aire libre y que la habilitación de un local no depende del uso de esos artefactos.

Todo indica que hay un debate pendiente.

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