“ChorrosApp”: falsos delivery utilizan gas pimienta para robar

Circulan en una moto negra con cajas de dos empresas distintas de reparto. El domingo, en Parque Castelli, rociaron a un chico de 18 años. También los vieron en El Mondongo

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Desde el corredor de plaza Sarmiento y parque Castelli hasta sectores específicos de El Mondongo, dos motochorros disfrazados de delivery tienen en vilo a los vecinos con asaltos callejeros. Las víctimas aseguran que se trata “siempre de los mismos”, que circulan en una moto tipo cross negra con mochilas de dos empresas de reparto.

Las características compartidas no terminan ahí: “son muy jóvenes, siempre escapan contramano y el que maneja tira ‘cortes’ con” el rodado “para amedrentar” a quien asaltan.

Roban celulares y billeteras, utilizan sobre todo la amenaza verbal y “amagan a sacar un arma” que, hasta el momento, ninguno de los damnificados entrevistados pudo observar.

El domingo por la noche, en 66 entre 21 y 22, atacaron a dos jóvenes que esperaban en la puerta de una casa. Les sustrajeron sus pertenencias y a uno de ellos lo rociaron con gas pimienta. “La Policía tardó más de una hora y media en acudir al llamado”, se quejó Fabiana, propietaria del inmueble donde ocurrió el hecho.

Asimismo, señaló que ese tipo de atracos “se volvió una costumbre en un barrio que siempre fue tranquilo. Hace 53 años que vivimos acá y nunca pasaron cosas como esta”.

“TARDÉ UN SEGUNDO Y ME ROCIÓ”

A las 21 del domingo último, Juan Ignacio (18) esperaba sentado en el cantero de la entrada de la casa de su novia junto a un amigo. Para que no se asuste le avisó a Fabiana, la madre de la joven, que iban a permanecer unos minutos ahí hasta que llegara el auto de alquiler que habían llamado.

Mientras conversaban, Juan observó por el rabillo del ojo que se acercaba una moto desde 22. “Venía despacio, sin hacer ruido y con las luces apagadas”, recordó. Como el acompañante traía una mochila de reparto “y nosotros solemos pedir seguido” -dijo el adolescente-, la situación no le llamó demasiado la atención. Ambos desconocidos vestían de negro, con capuchas y viseras del mismo color. El que viajaba atrás descendió del vehículo con un objeto indefinido en la mano derecha, aunque quien primero habló fue el conductor. “Dale, dale, dame todo”, le gritó a Juan. Éste le entregó el celular de forma inmediata.

Entonces fue el turno del otro ladrón, que le exigió la entrega de la riñonera. Sin saber por qué, el chico tardó unos segundos más en reaccionar. Y el delincuente, que parecía apurado, le roció la cara con gas pimienta. Juan Ignacio gritó de dolor y se cubrió el rostro con el antebrazo. Con otro movimiento agarró su bolso, vociferó “tomá, quedátela” y lo arrojó hacia los malvivientes. El otro joven, ofuscado por la situación, se quitó la riñonera y la tiró en dirección a la finca vecina.

La reacción del asaltante no se hizo esperar: se acercó hasta él, se levantó la remera como si fuese a sacar un arma de fuego y lo amenazó. “¿A vos qué te tengo que hacer?”, le preguntó en tono desafiante. En ese instante, sin esperar a la repercusión, “mi amigo se paró y empezó a patear la puerta para que nos dejaran entrar”, contó Juan Ignacio. Fabiana y su familia, que hasta ese momento no estaban enterados de lo que sucedía afuera, se asustaron con el ruido. “Al principio creíamos que nos querían entrar a robar, después mi hija fue corriendo a abrirles”, señaló. Sin embargo, con esa acción se habría otro interrogante. ¿Y si entraban los dos motochorros?

En la calle, el conductor hacía explotar el escape y su cómplice seguía empecinado en amedrentar a las víctimas. Cuando la puerta finalmente se abrió y ambos chicos entraron, los ladrones salieron hacia el asfalto, para luego regresar sobre sus huellas y tomar la riñonera que descansaba colgada sobre la reja. Recién ahí se escaparon.

El hermano de la mujer activó al alarma vecinal y varios frentistas llamaron a la Policía que, según confió la dueña de casa, “llegó recién a las 22.40”.

Durante ese tiempo Juan “estuvo con los ojos muy hinchados y en remojo constante”, explicó. “Últimamente se están dando varios casos en moto. Supimos de dos en la última semana, uno en 21 y 66, otro en 22 entre 65 y 66”, añadió Fabiana.

En tanto, en El Mondongo sostuvieron que “estos también andan por el barrio, los dos en una moto sin patente y con una mochila de PedidosYa”. A ellos les achacan una serie de atracos callejeros en 117 entre 64 y 65, 3 y 61, y 5 y 63.

Dolores, vecina de la zona, le explicó a EL DIA que “atacan siempre igual, vienen y se van en contramano, te acorralan y te manotean el celular”. Por otro lado, afirmó que “lo hacen en tres horarios distintos, a la mañana, a eso de las 17 horas y a las nueve de la noche”.

En ese sector de La Plata, a los “chorrosApp” se les suma otra modalidad que incluye a menores. Conforme revelaron los frentistas, son chicos de entre 14 a 16 años que “suelen ir en grupos de tres, en bicicleta, y le arrebatan lo que pueden” a los transeúntes.

Usan dos marcas
Hasta el momento, a los falsos repartidores se los vio con mochilas ploteadas con dos de las Apps de delivery más utilizadas: Glovo y PedidosYa. La primera la usan para atacar en la zona de 66 de 19 a 25, con la otra se los vio en El Mondongo.

 

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