A 50 años de la muerte de Mangano, el presidente de la era dorada de Estudiantes
Edición Impresa | 9 de Diciembre de 2020 | 03:18

El 9 de diciembre de 1970, de esto se cumplen hoy 50 años, falleció Mariano Mangano, quien como dirigente tuvo una actuación que verdaderamente revolucionó a Estudiantes como institución. Desde los 28 años quedó ligado al club en carácter de socio, y a los 48, en 1960, asumió como presidente una gestión que marcó un crecimiento de la entidad en todos los aspectos, con episodios que en lo deportivo instalaron al Pincha en los primeros planos del orden internacional.
Mangano fue el responsable de la contratación de Osvaldo Zubeldía como director técnico, y fue quien imaginó todo el caudal latente en las divisiones inferiores que a continuación diferenciaron al club, tras lo cual el equipo representativo ganó su primer campeonato profesional organizado por la de AFA, así como tres Copa Libertadores, una Copa Interamericana y una Copa Intercontinental.
En su visión fue mucho más allá al impulsar la construcción del Country Club, el predio ubicado en la localidad que lleva su nombre y representa un orgullo para todos los socios. Asimismo instrumentó mecanismos para aumentar el padrón societario, que llegó a ser de 75.000 en la etapa final de su presidencia, que se interrumpió diez días antes de lo que indicaba el estatuto justamente por su deceso.
Por lo deportivo y lo patrimonial, está entre los titulares más importantes en la historia albirroja
Por más que se registraron otros períodos de crecimiento, deportivo e institucional, un repaso de lo actuado por Don Mariano Mangano lo ubica, sin lugar a dudas, como el presidente con mayor preponderancia en la historia de Estudiantes.
Mangano nació el 14 de marzo de 1912 en Capital Federal, pero se trasladó a La Plata junto a su familia cuando apenas tenía dos años y se crió en el barrio La Loma. Su vida estuvo fuertemente ligada a la construcción: en su juventud trabajó de albañil, colaborando con su padre mientras estudiaba de noche, haciéndose recibido a los 21 años como maestro mayor de obras. Años después desarrolló su propia empresa constructora.
Testimonios recopilados permitieron saber que en su adolescencia miraba los partidos jugados en 57 y 1 desde la vereda porque no disponía del dinero suficiente como para abonar una entrada popular y en 1940, cuando la realidad económica personal fue más sólida, se incorporó a la masa societaria del club.
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Desde entonces, y a partir del escalón más bajo, comenzó a participar activamente en la vida institucional de un club en el que antes de llegar a la presidencia ocupó el cargo de vocal en 1955, tesorero en 1957 y protesorero en 1958.
Como titular se desempeñó a lo largo de una década, período en el cual procedió a un ordenamiento institucional que incluyó el aumento del patrimonio, también de su masa societaria y en lo futbolístico diagramó un grupo de trabajo en el fútbol juvenil y profesional que desembocó en conquistas jamás imaginadas a nivel continental, con tres Copa Libertadores, y la gloria mundial con la Copa Intercontinental de 1968.
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