El “repunte” de la economía China, forzado a través del intervencionismo del Estado
Edición Impresa | 20 de Julio de 2020 | 02:29

El PBI de China se disparó un 3,2 por ciento en el segundo trimestre tras haber registrado su peor resultado histórico a principios de este año, cuando la pandemia de coronavirus paralizaba la economía del país.
Las cifras de crecimiento entre abril y junio, a veces puestas en duda, fueron anunciadas el jueves pasado por la oficina nacional de estadísticas (BNS).
China, donde el virus apareció en diciembre y luego se propagó por todo el mundo, fue el primer país en reactivar su actividad, pero su ritmo de crecimiento trimestral aún sigue lejos del nivel para todo 2019 (+6,1 por ciento), que ya fue un récord histórico a la baja. La cifra es mejor que en el primer trimestre (-6,8 por ciento).
Tras difundirse las cifras, el presidente Xi Jinping afirmó que los “fundamentos” del crecimiento chino no van a cambiar”.
Y en ese punto, según un artículo de Jamil Anderlini publicado en el diario Financial Times (FT), radica el problema, ya que “el sólido repunte se logró tras el enorme esfuerzo de un Estado intervencionista que apeló a las mismas herramientas en las que confía desde la crisis financiera de 2008”, a saber: “un exceso masivo de inversión, en particular en proyectos inmobiliarios superfluos, la creciente e incobrable deuda, la mayor preponderancia de empresas estatales ineficientes (pero que le sirven para generar estabilidad y empleo) y el subconsumo crónico”.
Según opinó Anderlini, ante el menor crecimiento en el primer trimestre, el Gobierno chino respondió con “una avalancha de nuevos préstamos incobrables y el avance en las sombras de la banca no regulada a pesar de que Beijing abrió las puertas del crédito para volver a motorizar la economía”.
Luego de la crisis de 2008, apunta Anderlini, “la acumulación de deuda en la economía fue la mayor y más rápida de la historia y su ritmo escaló a máximos históricos desde el inicio de la pandemia”.
Pese al discurso oficial a favor de crear una economía de consumo y de depender menos de la inversión para impulsar el crecimiento, el consumo de los hogares en China como porcentaje del PBI es muy bajo: menos de 40 por ciento, a la par de países como Gabón y Argelia. En Reino Unido, EE UU y otras economías desarrolladas, ese índice está entre el 65 y 70 por ciento.
ventas en picada
Por la pandemia, las ventas minoristas (principal índice del consumo) se desplomaron 11,4 por ciento en el primer semestre, lo que llevó a China a estimular el crecimiento mediante la inversión impulsada por deuda, como lo hizo tras la crisis mundial de 2008.
Según expertos chinos, en 2019 había unos 65 millones de departamentos en el país tras el auge de la construcción que duró diez años.
Pese a este panorama, la inversión inmobiliaria subió 1,9 por ciento en la primera mitad de 2020, cuando la inversión total bajó 3,1 por ciento. Y la inversión en las empresas estatales chinas creció en el primer semestre del año 2,1 por ciento, mientras que en el caso de las firmas privadas cayó 7,3 por ciento.
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