Video: ladrones sin límites: encañonaron a beba en un asalto

Fue en 99 entre 116 y 117, para reducir a la madre, que estaba con sus otras tres hijas de 16, 13 y 5 años. Uno de los tres delincuentes es cliente del almacén de la víctima

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Fueron 10 minutos a puro terror los que padecieron, en la noche del jueves, una mujer de 37 años y sus cuatro hijas de 2, 5, 13 y 16 años, en su casa del barrio Villa Montoro. Tanto, que las secuelas persisten y es probable que se prolonguen por un buen tiempo.

Los responsables de ese traumático episodio fueron tres delincuentes que portaban un arma de fuego cada uno y se presentaron en ese domicilio de 99 entre 116 y 117.

Uno de esos jóvenes -que tendrían entre 22 y 23 años- aprovechó que la dueña de la vivienda lo conoce por ser cliente del almacén que tiene al lado.

Entonces, le tocó el timbre del portón de entrada, mostrándose solo hasta ese momento.

“CREÍ QUE VENÍA AL ALMACÉN”

Este diario fue ayer al lugar y obtuvo el testimonio de la propietaria de la casa y el almacén, Miriam Florentín (37).

Rodeada de sus cuatro hijas, admitió la mujer que decidió responder al llamado porque “cuando lo vi, lo reconocí como uno de los pibes que suelen venir a hacer compras a mi almacén. Pensé que necesitaba llevar alguna mercadería”, explicó.

Para su desgracia, esta vez el propósito de ese joven era otro muy distinto.

“Apenas puse la llave en la cerradura y abrí, me empujó la puerta y se metió rápido”, recordó, sin pasar por alto que no tardó en advertir que el “cliente” no estaba solo. Tras el empujón aparecieron en ese otros “dos chicos que hicieron lo mismo”, contó Miriam en el mano a mano con EL DIA.

Luego avanzó en el relato de la secuencia más tremenda del episodio, al revelar que uno de los ladrones “agarró a mi nena más chiquita, de 2 años, porque gritaba. Entonces, le cruzó el brazo en la boca para que se callara”.

El mismo delincuente, además, presionó su arma contra el cuerpito de la nena. Primero le puso el caño “en las costillas y luego en la pancita, dejándole marcas, porque se lo deslizó mientras la encañonaba”, aseguró, todavía conmovida por la escena.

Consultada por lo que se llevaron los intrusos, detalló Florentín que “de casa se fueron con dos televisores, dos celulares, la mochila de una de las nenas y un par de zapatillas de una de ellas”.

Pero los intrusos buscaban dinero en efectivo e insistían todo el tiempo con eso, hasta que se convencieron de que no encontrarían nada, luego de revisar cada rincón de la casa y escuchar a su dueña repetirles que no tenía.

Por eso, contó Miriam, “uno de ellos fue al almacén que tengo al lado (de la vivienda) y sacó unos 1.000 pesos que había dentro de la caja registradora”.

Asimismo, recordó que otro momento de marcada tensión que hubo durante el asalto fue cuando “uno de estos pibes vio a mi hija de 13 años en el living, le apuntó con su arma y le arrebató el celular de la mano y le pidió que no gritara”.

“NOS ENCERRARON EN EL BAÑO”

La mujer contó después que cuando los asaltantes tenían todo preparado para irse con lo que ya habían obtenido, resolvieron hacer una cosa más: encerrar a la familia en el baño de la propiedad.

Desde ese sector del inmueble, Miriam y sus hijas se estremecieron cuando escucharon que los delincuentes “rompieron vasos por estrellarlos contra el piso” justo antes de escapar del lugar.

No fue el único ruido fuerte que percibieron desde el interior del baño.

“Después escuchamos que cerraron con fuerza el portón de entrada, lo que nos hizo dar cuenta de que se habían ido”, reflejó seguidamente.

Cuando por fin volvieron a sentirse seguras y a salvo en su propia casa, salieron del encierro. “Por suerte la llave quedó del lado de adentro, así que apenas advertimos que se habían escapado, salimos enseguida”, aseguró Miriam.

“TOCAN TIMBRE Y SIENTEN MIEDO”

Sobre el final de la charla con este diario, Miriam expuso un dato revelador de cómo sus hijas, especialmente las dos más pequeñas, quedaron emocionalmente afectadas por el asalto.

“Ahora, cada vez que tocan el timbre de casa, las nenas sienten miedo. Hay que ver lo mal que se ponen, pobrecitas. Y es lógico, ellas y yo la pasamos mal”, admitió.

Asimismo, refirió que hasta el momento no conocían las amargas sensaciones de atravesar por una experiencia de estas características.

“Hasta ahora nunca habíamos sufrido un hecho de inseguridad. Fue la primera vez y nos asustamos bastante”, dijo, rogando que “sea el último, porque nos angustiamos mucho”.

A su vez, cuando se le consultó si los robos eran moneda corriente en ese barrio, respondió que “por acá no tanto, pero a unas cuadras el panorama es más complicado al respecto”.

La mujer radicó la denuncia en la comisaría Decimosexta, donde se abrieron actuaciones por “robo calificado”, con la intervención de la UFI 9 de Autores Ignorados. Por el momento los ladrones siguen prófugos.

reuniones por inseguridad

Este sábado están previstas dos reuniones vecinales para tratar la problemática de la inseguridad en sus barrios o localidades.

Una de ellas será en el playón de la Delegación de Gonnet, en 15 bis y 495, a partir de las 14.30. Los organizadores confirmaron que convocaron a las autoridades policiales de esa zona y el delegado municipal.

El otro encuentro está pautado para las 11 de la mañana en Plaza Matheu, en 1 y 66, destinado a vecinos de distintos barrios que están bajo la jurisdicción de la comisaría Novena.

“Eran las 20.30 cuando el pibe tocó el timbre. Le abrí porque sabía que era cliente. Pero esta vez me vino a robar”

Miriam Florentín (37) Dueña de la casa y el almacén

 

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