Otro avance para comprender la dinámica de los agujeros negros
Edición Impresa | 25 de Marzo de 2021 | 02:15

Los astrónomos que obtuvieron la primera imagen de un agujero negro lograron captar la luz de sus campos magnéticos, un paso importante para comprender mejor la dinámica de estos fenómenos cósmicos, indicó un estudio publicado ayer.
La imagen de un agujero negro supermasivo, un círculo oscuro en medio de un disco resplandeciente, ubicado en el centro de la galaxia Messier 87 (M87), situada a 55 millones de años luz de la Tierra, se vio el 10 de abril de 2019 y dio la vuelta al mundo.
Esa imagen fue obtenida gracias a la iniciativa internacional Event Horizon Telescope (EHT) que reunió un total de ocho telescopios en el mundo y constituyó la prueba más directa de la existencia de estos fenómenos tan masivos y compactos que lo absorben todo, incluido la luz.
Dos años después, los científicos del EHT tienen más información sobre la mecánica de este agujero negro, cuya masa es varios miles de millones de veces superior a la del Sol.
En un artículo publicado en The Astrophysical Journal Letters, divulgaron una nueva imagen del objeto bajo una luz polarizada -como a través de un filtro- y que permite “comprender mejor la física detrás de la imagen de abril de 2019”, dijo el español Iván Martí-Vidal, coordinador de los grupos de trabajo del EHT.
La polarización mostró la estructura del campo magnético situado en los bordes del agujero negro y permitió producir una imagen precisa de su forma, parecida a un torbellino de filamentos.
Este campo magnético extremadamente potente opone una resistencia a la fuerza de gravitación del agujero negro. “Se produce una especie de equilibrio entre ambas fuerzas, como si fuera un combate, aunque al final gana la gravedad”, explicaron los científicos
“El campo magnético en el borde del agujero negro es suficientemente potente para hacer retroceder el gas caliente y ayudarlo a resistir a la fuerza de gravedad”, detalló Jason Dexter, de la Universidad de Boulder, Colorado (EE UU).
Puesto que ninguna “información” sale de los agujeros negros, la ciencia nunca podrá observarlos directamente. “Lo que pasa en el interior seguirá siendo un misterio. La clave está en comprender lo que sucede alrededor, porque forzosamente está relacionado”, concluyeron los científicos.
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