Radiografía de una dura realidad: historias de los que se la rebuscan para poder estudiar

En tiempos de pandemia y virtualidad, sumado a una crisis económica que parece no tener solución a corto plazo, muchos estudiantes de la UNLP tuvieron que abandonar sus carreras. Pero otros la siguen remando y hacen hasta lo imposible para que no se trunque el sueño de tener el título y pelear la vida con herramientas que permitan desarrollarse en lo que más les gusta hacer.

Marías Florencia Vicente y Bautista Felice son protagonistas de dos historias que merecen ser contadas. Mientras una organizó una colecta para poder acceder a una computadora que le permita seguir estudiando, al otro se lo puede ver todos los días vendiendo sándwiches en el centro platense.

El de Florencia es un caso particular. Ella tiene 31 años, vive en Bolívar y si bien había comenzado en 2008 la carrera de Derecho en la UNLP, debió abandonarla y tuvo que armar el bolso para volverse a sus pagos. Tuvo una hija y más tarde retomó los estudios. Hoy está a 400 kilómetros de La Plata y si bien la virtualidad le permitió cursar y dar exámenes reconoce que "es un problema para muchas personas". No tiene computadora y su vecino le presta internet para usar con su teléfono viejo con el que no puede cumplir con las exigencias de la virtualidad.

Si bien tiene un emprendimiento de comida vegana y vegetariana, y su marido trabaja en la construcción, reconoce que vive "el día a día". "Me quedan 15 materias para recibirme pero sin una computadora no puedo seguir. En un grupo hice un posteo y mis compañeros me ayudaron una colecta. La verdad que me sorprendió la ayuda que me dieron", dijo Florencia, que además contó que "no tuve respuesta de Desarrollo Social de Bolívar y en la Universidad no pude acceder a una beca".

"Arranqué con mucho entusiasmo, mi hija es el motor para recibirme. Ahora recibí una buena respuesta de mis compañeros que me ayudan con poca plata, con colaboración de hasta $10", manifestó la joven que en apenas un día lleva recolectados 20 mil pesos. "Las computadores cuestan cerca de 40 mil pesos, pero se puede conseguir una usada", comentó y además reconoció que si hoy la carrera fuera 100% presencial "no tendría la posibilidad de estudiar". La joven recibe aportes en su Cuenta DNI con el alias LONJA.FRASE.ANCHO.

Una situación angustiante también vive Bautista, oriundo de 25 de Mayo. El joven estudia Ingeniería Electromecánica en la Casa de Altos Estudios platense y debido a la crisis no le quedó otra que buscar alguna alternativa para no tener que hacer como Florencia hizo hace unos años: subirse al micro y volverse a su ciudad natal.

A este joven de 25 años se lo puede ver en el centro platense vendiendo sándwiches de milanesa y su único objetivo es costearse los estudios. Además él mismo confeccionó un cartel casero en el que cuenta su breve historia: "“Hay mila, ayudame a estudiar”.  "Casi siempre está por 6 y 47. Si te lo cruzás comprale, es muy educado y las milas son frescas", escribió una usuaria de Facebook para dar cuenta de la situación que atraviesa y en busca de que más gente le pueda dar una mano.

Tal fue la repercusión que en uno de los comentarios de la publicación el dueño de una pollajería platense ofreció contactarlo para darle "milanesas de pollo sin cargo".

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