Amenaza y resistencia a la democracia brasileña
Edición Impresa | 8 de Septiembre de 2021 | 02:39

Bernardo Mançano Fernandes
Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso)
Hay un proceso dictatorial en marcha. Especialmente hoy (por ayer), cuando Brasil celebra 199 años de su independencia de Portugal, la democracia brasileña se enfrenta a una nueva amenaza.
El presidente Bolsonaro ha amenazado a los poderes Judicial y Legislativo. Cuenta con el apoyo de sus seguidores fanáticos, conocidos como bolsominions, una parte del Congreso Nacional y las Fuerzas Armadas. Este 7 de septiembre es tanto un día de expectación por saber cuál es el siguiente paso del proceso dictatorial, como un día de resistencia de la mayoría de la población que defiende la democracia.
Son muchas las características de este proceso dictatorial, que utiliza tácticas de falsificación de información, manipulaciones legales, violencia y amenazas de intervención electoral con la participación de diversas instituciones directa o indirectamente. Por ejemplo, uno de los rasgos más fuertes es la espacialización del odio hacia el Partido de los Trabajadores (PT) y toda la izquierda brasileña.
El odio denuncia que el PT es corrupto por naturaleza y que todos los problemas del país son culpa del PT. Algunas manifestaciones de odio las vivió Luiz Inácio Lula da Silva, cuando la muerte de su esposa Maria Leticia Lula da Silva fue deseada por un médico en el hospital donde estaba ingresada, y cuando la muerte del nieto de Lula fue celebrada por los bolsominions en las redes sociales.
Otras características son: la antipatía hacia los indígenas, los campesinos, los quilombolas y los pobres en general; el descreimiento en la ciencia, especialmente contra las ciencias humanas, contra el pensamiento crítico en las escuelas y universidades. Esta postura ha interrumpido o extinguido las políticas públicas, desterritorializando a los pueblos y precarizando la construcción del conocimiento.
La destrucción de los biomas de la Amazonía, la Mata Atlántica, el Cerrado, la Caatinga, la Pampa y el Pantanal, con incendios y facilidades para la creación de megaproyectos de agronegocios, minería y energía eólica y solar, son acciones del gobierno de Bolsonaro para su modelo de desarrollo que está destruyendo Brasil.
Cada día, Bolsonaro pierde adeptos porque su gobierno es cada vez más insostenible. Brasil ha vuelto al mapa del hambre en el mundo, con un aumento del desempleo y la miseria. La incredulidad en la ciencia ha hecho que el gobierno de Bolsonaro no crea en la pandemia del Covid-19 y la compra de vacunas ha sufrido retrasos que han costado la vida de cientos de miles de personas.
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