Gisela Magri: “El tango no es un museo muerto”
Edición Impresa | 21 de Octubre de 2022 | 02:41

La cantante y compositora platense Gisela Magri, una de las voces más importantes de la música rioplatense, celebrará mañana por la noche una velada especial: presentará en la Facultad de Artes (diagonal 78 y Plaza Rocha) su tercer disco, “Después del giro”, y un microdocumental sobre la grabación del mismo realizado por Alejandro Diez, mientras celebra los 20 años con la música.
Una velada que, adelanta la cantautora, contará con sus laderos habituales, Leda Torres, Sofia Calvet, Gimena Mazzello, Julian Di Pietro, y “un bloque de invitades como Tinchon Acosta, Mariangeles Betervide, Ramiro Gonzalo y Gonzalo Alfonso, con quienes vamos a recrear canciones de mis dos álbumes anteriores”.
“Será una noche de mucha emoción, un ritual individual y colectivo muy esperado y necesario para mi, con perfumes nostálgicos, con los condimentos de una celebración por estos 20 años de trabajo, pero al mismo tiempo con el aire nuevo que trae ‘Después del giro’, a través del tango vital y presente”, afirma Magri, en diálogo con EL DIA.
El álbum “Después del giro”, que cuenta con producción y arreglos de Noelia Sinkunas, cuenta con versiones de tangos, milongas y valses clásicos como “Besos brujos”, “Nobleza de arrabal” o “Ella es así”, tangos del repertorio contemporáneo como “Sinsur” u “Otoño” y composiciones propias como “Ir a cero”, “Yo no puedo ni decir”, “La de Seguí” y “Después del giro”, es un mapa posible de la relación de Magri con el tango, de cómo lo habita, y es, a la vez, una bitácora que incluye deseos de los caminos a recorrer. Un trabajo “hecho tanto de múltiples movimientos internos, íntimos e individuales como de sismos externos, colectivos, sociales”, según la cantautora, que relata cómo hace algunos años “mi vida dio un giro, un momento de irme a cero, mirar hacia atrás para volver a ser, para reinventar mi búsqueda musical; el proceso que me llevó a componer y hacerme cargo de que quería escribir mis tangos, grabarlos y producirlos. Y el atravesamiento del feminismo, ese gran giro que nos dio vuelta la historia para siempre. El giro del tango nuevo o nuevo tango canción y la gesta de un nuevo cancionero”.
- ¿Es tu disco más tanguero? ¿Cómo se gestó un disco así de tanguero, en todo caso?
- Es un disco integrado por tangos, un vals y dos milongas ensambladas, en ese sentido sí, no hay material de repertorio que venga de otros géneros o estilos, o que haga fusión con otras músicas populares por fuera del universo de la tanguedad. Pero en los otros discos también siempre tuve los pies en el tango, e hice recorridos desde lo tanguero para entreverarme con el samba, el candombe y las músicas rioplatenses. Así siempre estuvo - y ahora también - la idea de entramar, enredar, “madejear” y hacer girar mundos musicales nuestros, teniendo al tango como matriz siempre, ya que ahí está mi voz y verdad. Y en este disco también hay un hilado, más interno al tango, sí: ir del tango tradicional al nuevo tango canción, y hacer síntesis de un recorrido propio, incluyendo mis composiciones como parte de ese viaje al presente y futuro del género.
- A su vez asoman las composiciones propias, ¿cómo se dio ese giro? ¿Es para siempre el arribo a ese puerto, al de compositora?
- Hace ya varios años que yo tenía canciones y cosas para decir letrística y musicalmente hablando. Andaba con muchas ganas de empezar a ponerme en ese otro rol de la composición pero al mismo tiempo hacer puente con mi lugar de intérprete, de cantante. El arribo a ese puerto llegó hace unos años para quedarse pero a la vez estoy siempre haciendo ese pasaje, entre lo interpretativo y la composición, porque hago y canto mis canciones pero también hay algo que siempre me interesa a la hora de interpretar que tiene que ver con recomponer y darle gesto propio a las obras de otrxs autores y compositores, sean clásicos, tradicionales o vivos y contemporáneos.
- En las canciones aparece el autotune y la experimentación con otros géneros, algo que para el purismo tanguero es tabú. ¿También de eso se trata el giro? ¿De renovar el tango?
- Además de buscar esa experimentación artística y tímbrica en las voces y el diseño sonoro a través de efectos como el autotune, el uso de distintas reverbs y del vocoder, creo que hay algo también importante en mi búsqueda actual con el tango que está vinculada a la necesidad de construir nuevos públicos, de abrir. Tal vez otras sonoridades que pueden resultar un poco ajenas al tango pero que son muy propias del sonido y músicas urbanas actuales convoquen otras escuchas. Creo que el tango necesita también de ese acercamiento: una vez más, de hacer lazos entre generaciones, estéticas, audiencias y geografías.
- Leía en una entrevista cómo pensaste en “La de Seguí” como una canción con humor, para sacar al tango de la oscuridad. ¿La renovación también puede ir por ahí? Y por otro lado, el tango, que ha regresado en este siglo con una serie de intérpretes jóvenes que lo han interpretado, refrescado y recreado, ¿ha vuelto porque ha vuelto un sentimiento de desesperanza, también, en la sociedad? Venimos bastante golpeados, nos pone tangueros…
- En estos tiempos que tienen el sino de las profundas crisis pero también de luchas, resistencias y movimientos, hay un lenguaje como el tango, que gesta y aporta otro decir. Quizás es tiempo de un tango menos rezongón y más propositivo, no lo sé. Hay muchas semillas y tonos para que las diferentes tanguedades se manifiesten. Siempre me atrajo la oscuridad tanguera, no es tanto que crea necesario sacar al tango de ahí sino que simplemente sentí como desafío poder explorar otros modos, tonos y maneras de hacer música y de pulsar tango no tan solemnes, más blandas pero no por eso menos potentes. El recurso poético de la ironía, lo picaresco y el humor están en el ADN del género, y en todo caso ando decidiendo jugar con eso, a ver qué pasa. Me parece que de un par de décadas para acá, lo que tenemos es una escena súper nutrida y florida de proyectos que abordan esa multiplicidad cada vez con más fuerza, y yo soy parte de ese hacer colectivo, de esa comunidad que a veces nombramos como tango del siglo XXI o Nuevo tango canción. No me importan mucho las etiquetas sino el trabajo cotidiano que asumo como artista en una dimensión que es siempre colectiva. Poder contar las tristezas y vivencias de un pueblo da cobijo a la catarsis y al abrazo reparador, además de afirmar la tradición; pero también poder cantar y tocar desde nuevas letras y músicas con un decir tanguero presente que nos conmueva e interpele es de por sí esperanzador, se sostiene en una visión de futuro, y transforma lo popular. El tango no es un museo muerto, es parte de una cultura soberana viva y es identidad en movimiento.
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