Debe ser riguroso el control estatal sobre las colonias de vacaciones
Edición Impresa | 12 de Diciembre de 2022 | 04:25

En los inicios de cada temporada veraniega y en relación a la actividad en la zona de numerosas colonias de vacaciones, desde esta columna se ha instado siempre a que los organismos públicos con incumbencia en el tema ejerzan los más rigurosos controles, para enmarcarlas en las reglamentaciones vigentes y prevenir de esa manera la posibilidad de accidentes. Se habla, claro está, de una fiscalización exhaustiva y cotidiana.
Se sabe que en pocos días más numerosas entidades y clubes recibirán a nutridos contingentes de menores de edad, de modo que todas las prevenciones necesarias parecen ser oportunas. Según se informó, algunas de ellas iniciarán sus actividades este lunes, mientras que otras podrían comenzar la siguiente semana y un resto a partir del inicio del mes de enero de 2023. Como siempre, habrá actividades deportivas y artísticas, entretenimientos y vida al aire libre.
En plena cuenta regresiva, entonces, no puede dejar de reseñarse que, de tanto en tanto, se han registrado algunos episodios lamentables, que han costado la vida de menores de edad, tal como ocurrió hace tres años con un niño de poca edad de edad que falleció ahogado en una colonia de vacaciones.
Más allá de las características de ese y otros casos muy lamentables, a grandes rasgos corresponde señalar que esas experiencias –algunas de ellas muy penosas y extremadamente negativas- exigen de las autoridades que garanticen un dinámico y completo rol fiscalizador sobre las colonias de vacaciones, ya que se trata de la única fórmula capaz de reducir al mínimo estos desafortunados episodios.
Asimismo, debieran cobrar mayor importancia las sugerencias básicas a los padres formuladas por especialistas, ya sea tanto en lo que se refiere a determinar si prefieren una jornada completa o medio turno, así como prestar atención a la cantidad de chicos por grupo y, también, a la cantidad de profesores que se les asigna.
Otro punto que podrían constatar es que la colonia supere las características de una simple guardería de verano, enriqueciéndose el servicio con planificaciones de tipo educativo.
Los especialistas también ponen especial énfasis en que las colonias de vacaciones realicen un estricto control del ingreso al predio, canalizándose la permanencia y el retiro normales de los chicos. Asimismo, debería comprobarse la atención médica con la que cuentan -desde el botiquín hasta el servicio de emergencias-, la vigilancia permanente de quienes asisten a ellas y la habilitación de los micros y los espacios, entre otras de las cuestiones básicas que hacen a la seguridad y que deberían ser meticulosamente verificadas.
Lo que los controles estatales deben garantizar, en definitiva, es que las colonias sean lugares seguros. Los organismos públicos competentes, en ese sentido, tienen un rol de contralor inexcusable.
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