La mamá de Isabella acusó al chofer del micro

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La mamá de Isabella Marino expresó a través de las redes sociales el dolor que la abruma ante tan irreparable pérdida. Su hija, de tan solo 18 años, murió como consecuencia de las heridas que sufrió al caer de un micro en movimiento, en Berisso.

El hecho provocó gran conmoción en todo el país y genera por estas horas muchos interrogantes respecto de la mecánica del accidente.

¿La chica saltó de manera indebida o el colectivero tuvo alguna responsabilidad en el trágico episodio?

Para la mujer, Carolina Jones, no hay dudas: “Tenemos el alma en pedacitos. Nos mató un poco a todos ese colectivero hijo de p... que le abrió la puerta en movimiento y a velocidad a mi pequeña Isita, provocando que caiga golpeando su cabecita” posteó desde su cuenta de Facebook.

“Nosotros sus padres y hermanos, toda su familia y la inmensa cantidad de gente que la quiere, estamos dedicando ahora nuestra energía a darle la despedida que se merece. Queremos justicia por supuesto, pero se lo dejamos a quienes corresponde. Les pedimos respeten nuestra decisión”, agregó.

El caso lo lleva el fiscal Carlos Vercellone, de la UFI Nº 10 de La Plata, quien, al margen de pedir distintos peritajes, busca reunir los testimonios de todas las personas que viajaban en esa unidad, para determinar qué fue realmente lo que sucedió.

Según fuentes de la investigación, el colectivero está imputado en la causa y su situación procesal recién se definirá con los resultados de todas esas pruebas.

Por estas horas, las dudas apuntan a saber qué sucedió con las puertas del ómnibus, perteneciente a la Línea 214, ya que Isabella salió despedida hacia el pavimento con el vehículo aún en marcha.

¿Las puertas estaban abiertas con el rodado en circulación? ¿Las abrió el chofer antes de detenerse? ¿Se accionaron solas cuando la joven se apoyó en ellas? En definitiva, un montón de hipótesis y posibilidades, que seguramente serán motivo de discusión en el expediente.

El incidente vial tuvo lugar en la avenida 60, a la altura de la calle 123.

Por decisión de la familia, los órganos de Isabella fueron donados y eso permitió que tres personas, una mujer de 37 años y dos hombres de 39 y 49, puedan seguir viviendo.

 

 

 

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