Otra postura: pedido a Putin de frenar los ataques
Edición Impresa | 25 de Febrero de 2022 | 02:45

Emiliano Russo
efrusso@eldia.com
El Gobierno se vio obligado a endurecer su discurso contra la Federación rusa tras la invasión desplegada por tropas de aquel país en Ucrania. La Cancillería trocó el comunicado “lavado” del último martes en el que invitaba a las partes a “dialogar” a pedir ayer a Moscú “cesar las acciones militares”. De todos modos, en ningún momento ni el Presidente ni el ministerio de Relaciones Exteriores adjudicaron a la patria de Vladimir Putin ser la responsable del conflicto a diferencia de otros líderes regionales.
Fue el caso del mandatario electo chileno, el socialista Gabriel Boric que, con la misma dureza con la que se había expresado semanas atrás contra la Venezuela de Nicolás Maduro, sostuvo que “Rusia ha optado por la guerra como medio para resolver conflictos. Desde Chile condenamos la invasión a Ucrania, la violación de su soberanía y el uso ilegitimo de la fuerza”.
Alberto Fernández, por la tarde, lamentó “la escalada bélica que conocemos a partir de la situación generada en Ucrania”, una descripción un tanto ambigua, y más allá del llamado al diálogo, realizó un llamado “a las partes” a no utilizar la fuerza militar y especialmente pidió “ a la Federación de Rusia a que ponga fin a las acciones emprendidas”.
Pero esta suerte de endurecimiento del discurso oficial, con todo, surgió por la posición incómoda en la que quedó Alberto Fernández a 22 días de haber aterrizado en Moscú y haberle endulzado el oído a su par ruso invitándolo a utilizar a Argentina como “puerta de entrada en Latinoamérica”. Fue una gira en la que el jefe de Estado viajó con una comitiva que se dio codazos para poder ingresar al Kremlin, que desencadenaron las ya conocidas lágrimas de la exasesora presidencial Cecilia Nicolini por quedarse afuera del histórico palacio.
Detrás de esa gira no sólo estaba el afianzamiento de las relaciones comerciales o el agradecimiento argentino a Moscú por haber cedido la tecnología para fabricar en el país la vacuna Sputnik, sino también futuros convenios tecnológicos, como por ejemplo, la posibilidad de adquirir lanzadoras de satélites para poder emplazarlas en el país y no depender de Guyana o Estados Unidos para poner en órbita artefactos de diseño nacional.
En aquellos días la tensión entre Rusia y Ucrania estaba más viva que nunca y no sólo desde la oposición llamaban la atención por la inconveniencia de una gira que, vale decir, estaba planificada desde hacía meses. La visita al palacio de gobierno ruso incluyó la deferencia de Putin hacia Fernández a quien invitó a su despacho -suele realizar las bilaterales en otro salón- en el que conversaron durante más de una hora. Para un ex integrante de la KGB Argentina es “fundamental” para poner un pie en Latinoamérica y, al igual que lo que ha logrado China con su base en Neuquén, “aprovechar el lugar geoestratégico de nuestro territorio”.
El articulador de ese acercamiento fue el embajador argentino en Moscú, Eduardo Zuain, quien llevó adelante la logística de la gira e incluso a pedido del jefe de Estado logró hacer ingresar al Kremlin a una comitiva más amplia de la prevista habida cuenta de las extremas medidas de seguridad del lugar. Este diplomático de carrera mantiene un fluido contacto con Cristina Kirchner y resultó fundamental no sólo para traer al país la vacuna Sputnik sino para mantener abiertos los canales de diálogo entre la expresidenta y Putin.
Justamente la Vicepresidenta, que ayer viajó nuevamente a El Calafate para pasar el feriado de Carnaval, no se expresó sobre el conflicto en el este de Europa. Desde que ocupaba el sillón de Rivadavia, ha sabido cultivar un vínculo estrecho con el líder ruso con el que, afirman en el oficialismo, suele hablar más seguido de lo que se conoce.
El representante de la tercera pata del Frente de Todos, Sergio Massa, sí marcó una posición clara en contra de la agresión rusa: “Condenamos enérgicamente la agresión unilateral ordenada por el presidente ruso Vladimir Putin y solicitamos a Moscú cesar las hostilidades que desequilibran el frágil escenario internacional, librando un conflicto cuyo costo en vidas sería incalculable”. Más allá del histórico alineamiento del fundador del Frente Renovador con los Estados Unidos, su mensaje contrasta bastante con el de los otros referentes de la coalición oficial.
El Presidente, con todo, evaluó hacia la medianoche del miércoles con Santiago Cafiero el comunicado que por la mañana difundió Cancillería en el que se pedía a la potencia asiática cesar en sus agresiones bélicas. “No hubo una postura más firme sino que lo que cambió fue que hubo un ataque armado. Con todos los países tenemos la misma posición de que los conflictos se resuelven por vía diplomática”, justificaron en el Palacio San Martín.
Aunque ayer lo negó la portavoz Gabriela Cerrutti, es indudable que la esperada rúbrica del acuerdo con el FMI, donde la administración de Joe Biden tiene un peso específico en el directorio del organismo, también fue un catalizador para el cambio de postura del oficialismo respecto a la neutralidad expresada el último martes acerca de la disputa entre Moscú y Kiev.
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