Estudiantes tiene, en tres días, un partido que puede definir su balance en el año

Los reproches de los hinchas no pasaron inadvertidos y la sensación de meterse en semifinales para frenar las críticas. Hace 13 años que no alcanza una instancia así

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Estudiantes transita uno de sus momentos más delicados del año. Tal vez en menor medida, pero con incertidumbre al fin y al cabo, que el corto proceso con Abel Balbo. Porque en aquel momento la temporada recién se iniciaba y había esperanzas en el plantel para hacer una buena campaña y varios objetivos por delante. Hoy, a falta de poco más de un mes para bajarle el telón, todo se reduce a la Copa Argentina y un milagroso volantazo en el torneo local para no cerrar un 2023 en deuda.

El viernes jugará el partido de cuartos de final de la Copa Argentina contra Huracán y allí estará a su alcance la posibilidad de seguir con objetivos palpables y tener que reciclarse por completo para el tramo final del año. Es más, hasta la continuidad del entrenador estará en discusión pese al mensaje rotundo de la dirigencia en favor de su presencia 2024 sea cual sea el resultado en Rosario. Pero los silbidos del sábado y el fastidio de los jugadores adentro del campo fueron una señal bien clara de malas sensaciones internas en todos los frentes. Por eso el viernes habrá más que un partido de fútbol en juego.

Si Estudiantes consigue la clasificación los nubarrones pasarán para más adelante. El equipo tendrá tiempo para recuperar lesionados y mejorar de cara a la semifinal. Al menos tendrá una zanahoria por delante qué alcanzar y bajará las presiones.

Si queda eliminado los problemas se potenciarán. Anteúltimo en la zona B de la Copa de la Liga, lejos de la clasificación a la Libertadores 2024 y en el pelotón de los equipos que se están clasificando a la Sudamericana del año que viene. Asoma a poco luego de tener un pico muy alto en la mitad del proceso.

Sin dudas que tiene atenuantes y excusas el bajón. El plantel no tuvo descanso y fue el único del fútbol argentino al que le pasó. O uno de los muy pocos. Porque en las dos semanas de receso entre torneo y torneo tuvo que jugar el repechaje contra Barcelona de Guayaquil en la Copa Sudamericana, con un eterno viaje a Ecuador en el medio. Luego de ese “trámite” volvió al ruedo.

Además se le lesionaron muchos jugadores importantes, caso Zaid Romero, Leonardo Godoy, José Sosa, Mauro Boselli, Guido Carrillo y algunos más. Y el recambio no fue el esperado: no pudo promover a ningún jugador de las Inferiores y los refuerzos en ofensiva no estuvieron a la altura. Con el diario del lunes (pero también con el del viernes), hacía falta un delantero.

El equipo tuvo dos rachas muy positivas con Domínguez al frente del barco. Primero tras ser derrotado en el clásico logró una campaña más que positiva, que llegó a tenerlo como el rival de River en la Liga Profesional. Luego el final del torneo y la fase media de la Sudamericana, con goleadas y un juego realmente convincente. ¿Qué le pasó luego de ese momento?

Lo real es que a fin de año se viene una renovación fuerte a nivel futbolístico. Serán varios los jugadores que no seguirán, porque sus contratos se terminan pero también porque serán transferidos. Este plantel necesita un refresh y el mercado de verano es el indicado. Se buscan jugadores de mitad de cancha para adelante, un arquero y un lateral. La búsqueda será dentro del país y no tanto en ligas sudamericanas. Se buscan jugadores con ganas de iniciar un recorrido y que conozcan el fútbol argentino.

El plantel también carga con una presión de 13 años sin logros futbolísticos. Pese a importantes inversiones en el fútbol profesional, desde 2010 no alcanza una etapa definitoria como una semifinal. Este duelo de eliminación permitiría romper esa racha.

¿Y el futuro de Verón?

Este presente albirrojo tiene otro componente que es imposible de separar: el futuro de Juan Sebastián Verón. La incertidumbre que genera su distancia pero su presencia permanente es total. No está, pero está. Se aleja pero decide. En el último mes pateó el tablero del fútbol juvenil y se metió de lleno en la pelea política contra Aprevide, mientras se instala el rumor de que el año próximo se irá a vivir a Estados Unidos. De alguna manera todo este escenario se traslada al fútbol profesional, que vive, respira y mira lo que sucede a nivel institucional.

En medio de la crisis hay mil rumores: clasificar en la Copa sería lo mejor para sepultar todo

 

 

 

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