VIDEO.- La intimidad del almuerzo de los campeones del mundo, a 55 años de la epopeya de Estudiantes

Este lunes feriado se cumplen 55 años de la epopeya de Estudiantes en Old Trafford, cuando en una noche lluviosa de 1968 dio la vuelta olímpica en la cara del Manchester United. Es por eso que los protagonistas de esa hazaña este mediodía compartieron un almuerzo en la casa de Miguel Angel Ignomiriello, el DT de la famosa "Tercera que mata" albirroja, en el que recordaron las anécdotas de esa jornada épica.

Y EL DIA dijo presente en ese evento para que los campeones del mundo del Pincha, de la mano de Osvaldo Zubeldía, también recuerden cómo se dio el camino a la gloria. Los mismos ex jugadores que tuvieron que soportar el grito de “¡animals!” de los más radicalizados y xenófobos hinchas de los Diablos Rojos. 

Entre los invitados estaban, además Ignomiriello, el dueño de casa, Bambi y Tinga Flores, Poletti y Pachamé, además de ex dirigentes e hinchas caracterizados como Juan Manuel Cancio Daniel Ridner y "Tate" Lambre entre otros. 

Estudiantes y el camino a la gloria

Tal como publicó hoy EL DIA en su edición impresa, no era cosa sencilla sacar pecho por aquellos lares y encima tener el tupé de quedarse con una Copa Intercontinental, cuyo amplio favorito, incluso para la cátedra argentina, era el Manchester United que venía de coronar en Europa frente al legendario Benfica de “La Perla Negra” Eusebio, por entonces comparado con el mismísimo brasileño Pelé, O Rei Pelé.

Jugaban en Manchester destacadas figuras como el arquero Alex Stepney, el lateral Tony Dunne, el volante de contención Pat Crerand y el caudillo Nobby Stiles, el villano que había destacado en el Mundial de 1966 y se ufanaba de ser el futbolista más temido del planeta.

Pero además la máquina roja orientada por el sabio Matt Busby disponía de tres joyas que hoy mismo son consideradas la más elevada expresión nacidas en sus respectivos países: el inglés Bobby Charlton, el irlandés George Best y el escocés Dennis Law.

“Tranquilos, muchachos, en casa les ganamos cuatro a cero”, dice la leyenda que se le escuchó a Charlton cuando Manchester se había retirado de la Bombonera con una módica derrota de un gol que había convertido Marcos Conigliaro con un certero cabezazo. Más de una vez Carlos Bilardo y su amigo Carlos Pachamé narraron que intercambiaron la misma conclusión cuando veían a los jugadores del Manchester marchar a los vestuarios del estadio de la Ribera entre risas y vítores: “¿Estos de que se ríen?”.

A los siete minutos de la revancha jugada el 16 de octubre de 1968, el aceitado laboratorio pergeñado por el entrenador juninense Osvaldo Juan Zubeldía funcionó a la perfección: tiro libre ejecutado por Raúl Madero desde la izquierda, dos atacantes realizaron una maniobra de distracción y por detrás de ellos entró Juan Ramón Verón (“La Bruja” o “The Witch”, según el narrador de la BBC) para aplicar un frentazo.

Después fue cuestión de resistir un asedio constante, por arriba y por abajo, apuntalado por la seguridad y la pasmosa serenidad de Poletti, un arquero moderno para la época y a la vez poco reconocido a la hora de enumerar a los mejores de todos los tiempos en nuestro país.

No le sirvió de mucho al Manchester empatar merced a una atropellada de Willie Morgan en posición dudosa. Dos minutos después, el árbitro yugoslavo Konstantin Zecevic pitó el final y Estudiantes ya era el segundo equipo argentino ganador de la Copa Intercontinental, tal como el 4 de noviembre de 1967 lo había sido Racing con el célebre zurdazo de JC. Cárdenas al Celtic de Glasgow.

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