Transición demográfica: lo que revela el Censo 2022

La población argentina viene experimentando una caída en sus tasas de mortalidad y natalidad, proceso que plantea tanto oportunidades como desafios, señaian analistas

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Crecimiento lento, envejecimiento progresivo y “transición demográfica”, por una baja de la natalidad y la mortalidad, son algunos de los fenómenos que especialistas en Demografía observan al interpretar los resultados provisionales del Censo 2022, presentados días atrás por el el Indec.

“El censo sirve para monitorear que todo esté evolucionando de acuerdo a lo previsto en términos demográficos, para brindarnos datos para tomar decisiones informadas y desmentir mitos”, señala el doctor en Economía y en Demografía Jorge Paz.

“Argentina tiene un crecimiento lento dentro de la región de América Latina, y una históricamente baja fecundidad”, observó el también investigador del Conicet.

Los resultados difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) expusieron además una superioridad numérica de mujeres (51,76% de la población) sobre varones (48,22%), “una diferencia esperable” que “es parte del fenómeno de envejecimiento demográfico”, consideró.

“A medida que las sociedades envejecen la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres se ensancha; las mujeres viven cada vez más, el fenómeno se observa en todos los países”, explicó al señalar que “Argentina está transitando ese proceso hacia un envejecimiento progresivo”.

Respecto a la baja tasa de fecundidad, Juan Camisassa, magíster en Economía y coautor del informe “Odisea demográfica” que reveló que entre 2014 y 2020 la fecundidad presentó “la caída más grande” ya registrada, resaltó la importancia de conocer en próximos datos que publique el Indec “cuántos niños y niñas hay”.

Si bien el censo es siempre una herramienta para cualquier política pública basada en evidencia, “aún falta conocer el grueso de los datos, desagregados por edad, nacionalidad, situación laboral, acceso a la salud o condiciones habitacionales”, señaló.

“Es probable que la cantidad de niños/as que se esperaban tener en 2022 según las proyecciones de 2010, hoy sea mucho menor, porque esa caída tan abrupta en la fecundidad y, sobre todo, en la fecundidad adolescente -gracias a cuestiones culturales y mayor acceso a la información y a métodos anticonceptivos- era imposible de prever en 2010”, estimó Camisassa, quien también coordina el área de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).

 

A medida que las sociedades envejecen la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres se ensancha; las mujeres viven cada vez más, el fenómeno se observa en todos los países”.

Jorge Paz
Doctor en Economía y Demografía

 

Como entiende Paz, “Argentina está transitando la etapa final del proceso de transición demográfica”, que se da entre dos estados por regímenes demográficos que se llaman ‘pre transicional’ (de mortalidad y natalidad elevadas) y ‘post transicional’ (de natalidad y mortalidad bajas).

“La ‘transición demográfica’ es una caída primero de la mortalidad y después de la natalidad”, definió al explicar que se trata de un proceso que pasaron ya “casi todas las poblaciones europeas”, y “lo están transitando muchas poblaciones latinoamericanas”, añadió.

“La caída de la fecundidad provoca que la cantidad de niños/as que dependen de cada adulto de la población se reduzca drásticamente, lo cual genera una capacidad de ahorro importante en el hogar, que se llama ‘bono o dividendo demográfico’ que se si canaliza a la inversión productiva puede traducirse en mejoras de las condiciones”, señaló.

Aunque se trata de un proceso que no dura para siempre. “Si la población empieza a envejecer, como tenemos pocos niños también en el futuro va a haber menos gente para mantener a esa población adulta mayor cada vez más numerosa”, advirtió Paz.

No obstante, “todavía la población de personas mayores no llega a ser muy numerosa en Argentina y tenemos un poco de bono demográfico que podemos aprovechar para inversiones”, aclaró el investigador.

Por su parte Camisassa marcó que en la actualidad la proporción de personas en el país en edad de trabajar (edad activa) “es alta” en relación a las dependientes (menores de 18 años y mayores), y “la caída de la fecundidad está haciendo más profundo ese bono demográfico”.

Desde Cippec esperan ver en los próximos datos que se publiquen del Censo “cómo estamos con respecto al bono”, porque “la caída de niños no solo profundiza sino que hace más corto el bono y “acelera el envejecimiento poblacional”, advirtió.

 

“Es probable que la cantidad de niños que se esperaban tener en 2022 según las proyecciones de 2010 hoy sea mucho menor, porque esa caída tan abrupta en la fecundidad era imposible de prever “

Juan Camisassa
Coautor de “Odisea demográfica”

 

“Dentro de 50 o 60 años, esta menor cantidad de niños/as van a ser menos personas en edad activa y más personas mayores, un dato que el Censo nos va a mostrar con mucha claridad”, adelantó.

Camisassa hizo hincapié a la vez en que la Argentina “tiene que aprovechar el dividendo demográfico” para “desarrollar” a esos niños y niñas y que tengan acceso a una mejor educación y cuidado.

“Debemos darle una ‘buena infancia’ -sobre todo a la mitad de los niños y niñas que hoy están por debajo de la línea de pobreza- por una cuestión de derechos y también de sostenimiento del Estado de Bienestar en un futuro”, enfatizó.

Entre las consecuencias de que la población viva más y tenga menos hijos, Paz dijo que conllevan “desafíos importantes, ya que tiemblan los sistemas de seguridad social”. De ahí que su criterio “sería clave empezar a ver cómo se va a atender a las personas mayores y pensar en mejorar la calidad de la educación”.

Para Camisassa en cambio será necesario debatir la cuestión inmigratoria porque “una de las posibilidades de incorporar personas en edad de trabajar en sociedades envejecidas es tener una política de fronteras abiertas”.

 

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