Radiografía de un policía bonaerense: sueldo, gastos y la vida en juego

Cuánto cobran por mes y cuánto les cuesta vestirse o moverse en tiempos de crisis. Las inquietudes que plantean algunos uniformados y qué dice el Ministerio de Seguridad

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Con un 40 por ciento de suba salarial liquidado en tres tramos, hasta julio de este año, el salario promedio actual de un oficial que recién ingresa en la policía bonaerense ronda los 200 mil pesos netos.

Los policías tienen la chance de acceder a “extras” bajo el formato de Polad (policía adicional) y horas Cores (Compensación por Recargo de Servicio), con un valor de entre 840 y 1.260 pesos la hora de las primeras y 600 (con el último aumento) de las segundas. Hay que aclarar, por si hace falta, que tienen un tope reglamentario y también físico.

“El servicio ordinario es de 48 horas semanales por un sueldo de 175 mil pesos”, cuenta uno de los efectivos que accedió a hablar con este diario bajo estricta reserva de identidad, por lo cual, “el 90 por ciento trata de hacer horas Polad para afrontar los gastos mensuales. Nos pasamos todo el día pensando cómo llegar a fin de mes; generalmente alquilamos, tenemos expensas, servicios y ni hablar si tenemos hijos en edad escolar”.

 

En La Plata hay comercios con el aval oficial para vender uniformes e implementos

 

Ante la consulta de este diario, desde el ministerio de Seguridad de la Provincia argumentaron que “el costo para un policía es similar al de cualquier otro trabajador y varía según la modalidad del servicio. Los efectivos que tienen una mayor carga de trabajo son aquellos que cumplen con un régimen de 24x48. En ese caso debe tenerse en cuenta que este gasto se eroga sólo 10 días al mes y luego tiene 20 días franco de servicio”.

Con respecto al salario, aseguran que “un oficial inicial cobra 210 mil pesos de bolsillo”, en tanto que el “promedio para todos los oficiales, de la primera jerarquía, es de 230 mil pesos (con el adicional por uniforme)”.

“Una falla importante en la política de seguridad tiene que ver con mandar a policías lejos del lugar donde viven. Incluso los cruzan (le asignan Berazategui como destino a un residente de Berisso y Berisso a alguien de Berazategui, a modo de ejemplo)”, lo que convence a muchos de “sacar carpeta para no tener que pagar tanto transporte”, desliza Martín Slobodian, secretario de Seguridad de Ensenada.

Otros se ponen de acuerdo para viajar juntos y compensar gastos y no son pocos los que se trasladan en moto, con el riesgo que ello implica, tal como demuestran las historias de ataques contra uniformados ocurridas recientemente.

“Para cubrir el servicio ordinario pasamos doce horas fuera de casa, sumadas a las cuatro o seis horas que usamos para compensar los recargos -dice uno de los oficiales-; al otro día, que debería ser franco o de descanso, vamos a hacer adicionales a alguna entidad bancaria o establecimientos estatales. Así pasamos prácticamente los 35 años de servicio”.

¿Qué pasa con las vacaciones? “Por razones de servicio, a los policías no nos dan las licencias completas, pero las deniegan por escrito y al final de la carrera se liquidan esos días, sumando un dinero importante. El problema es que ahora pagan un proporcional”, cuenta un policía de larguísima carrera en la Región, dando cuenta de que el conflicto con las LANU (Licencia Anual no Usufructuada) comenzó, aproximadamente, en 2019. Por caso, a un efectivo que acumuló 430 días de licencia, le abonaron apenas 80, de modo que los afectados por esta modalidad demandaron ya civilmente al Estado.

Desde la cartera a cargo de Sergio Berni refutaron esta información indicando que “el 41,2% del personal policial tiene menos de 30 días de vacaciones acumuladas; unos 38.127 efectivos tienen 14 días sin tomarse; el 25,1% acumulan entre 30 y 60 días; el 12,5% entre 60 y 90 días; y el 6,4% entre 90 y 120 días. La contracara de esto -aseguran- es que solo el 1,3% (es decir 1.232 efectivos) tienen más de 360 días de licencia a tomarse, donde el 1,0% tiene entre 360 y 480 días, y el 0,3% entre 480 y 720 días”.

Muchas de las causas judiciales iniciadas por el reclamo tienen sentencia favorable, pero están bajo análisis de la Cámara Contencioso Administrativa por apelación de la Fiscalía de Estado.

COMO TE VEN, TE TRATAN

Apenas egresan, a cada oficial y suboficial de la fuerza les entregan dos uniformes: el de gala, con un pantalón azul, zapatos, cinto, la llamada gorra plato y una camisa manga corta; y el de combate, con borceguíes, pantalón de fajina, camisa, garibaldina, tricota, chaleco antibalas y la pistola reglamentaria 9 milímetros. Estos últimos dos elementos, igual que todos los que tienen identificación oficial de la Policía, son una “carga pública”, que tienen que devolver cuando se van de la fuerza; o reponer, en caso de extravío o robo. Eso es todo lo que reciben por única vez. A partir de ese momento, tienen que proveerse ellos mismos de su ropa de trabajo: “Apenas egresan, los mandan al Operativo Sol, por lo cual tienen que comprarse, por lo menos, una muda de ropa más”, dijo un ex jefe de la Fuerza.

En La Plata sobran los dedos de una mano para contar los comercios que tienen aval oficial para vender uniformes e implementos policiales, con la presentación, claro, de la credencial. “Sólo de ese modo vendemos todo lo que tenga inscripción de la fuerza”, explica uno de los empleados de un local situado a pocas cuadras del ministerio de Seguridad, entre gorras, camisas, cartucheras y hasta llaveritos de armas largas. De acuerdo al presupuesto de ese local, al 1 de junio, comprar lo mínimo necesario para trabajar en la calle como policía requería una inversión de 133.790 pesos, desde lo más básico, como un par de borceguíes, hasta el quepi liso, la tonfa reglamentaria y la pistolera de saque rápido. Los precios son los de lista, tienen tres cuotas sin interés y un descuento del 12% por pago en efectivo. Según el mismo empleado, “todo lo que tiene metal aumenta todo el tiempo”.

Está claro que muchos de esos elementos se compran por única vez en toda la carrera, salvo que pase algo excepcional, pero otros tienen una vida útil muy corta. “Depende de dónde trabajes, pero en algunos servicios podés perder una muda completa, si te tiran pintura por ejemplo. Si andás todo el día en calles de barro o tierra, los borceguíes se destruyen. Y ni hablar si patrullás zonas rurales o sos de Caballería. Tenés que sumar botas de goma, capas de agua, de abrigo” y un largo etcétera, suman policías que conocen muy bien la calle.

Los efectivos cobran 15 mil pesos mensuales como adicional por uniforme. Hasta mayo, era la mitad. Los administrativos, por su lado, perciben 5.000 pesos al mes.

Los funcionarios de Seguridad aclararon que “el costo anual estimado para el uniforma policial ronda los 155 mil pesos, con pantalones, borceguíes, remeras, camisa chaquetilla, tricota y gorra, y el valor que cobra anualmente cada efectivo por concepto de uniforme asciende a 180 mil pesos”.

Consultados por los chalecos antibalas, reconocen los oficiales que “mejoraron en los últimos años”, aunque en algunas dependencias hay faltantes y no son pocos los policías que prefieren comprar el suyo para no compartirlo y cuidar que no se venza. En tal caso, deben ser de nivel RB 2 y homologarlo ante la A.N.Ma.C, para garantizar la cobertura del seguro. Los precios rondan entre los 20 mil y los 60 mil pesos. La información oficial es que Seguridad adquirió “74.991 chalecos y por primera vez se renovaron todos”, garantizando que cada policía “que ejerce la función de seguridad, cuenta con uno asignado” por la cartera.

Algunos flamantes egresados de la Escuela Vucetich expusieron que, durante el curso y dentro de las aulas, personal de una empresa de uniformes les habría ofrecido venderles “la ropa reglamentaria necesaria para trabajar en la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI), por 150 mil pesos”. Esos policías, ya egresados, fueron trasladados a La Matanza, lo que generó un fuerte ruido, aunque eso es otra historia (ver aparte).

 

Apenas egresan, a cada oficial y suboficial de la fuerza les entregan dos uniformes

 

“Ahora nos exigen otros uniformes. El camuflado ya no sirve más, tiene que ser todo negro. Hace unos días fuimos a rendir el curso de escopeta y un oficial nos vendía el gafete como operadores de ese armamento, pero hoy nos notificaron que nos iban a sancionar si tenemos ese gafete puesto en el chaleco. Nos obligaron a comprar un combo de parches por 9.000 pesos y ahora tampoco sirven”, se quejó otro flamante policía.

Este diario consultó por estos dichos a voceros de la cartera a cargo de Sergio Berni, pero la respuesta que obtuvo es que todas esas presuntas irregularidades deberían exponerse ante la Justicia.

Con respecto a las armas, les proveen pistolas 9 milímetros de la marca Bersa Thunder, lo cual deslinda a los efectivos de la necesidad de comprar una pistola que no se trabe, como sí ocurría, dicen, “con las viejas Browning o Astra”. ¿Y las balas?

“Entregan dos cargadores junto con el arma y, en caso de un enfrentamiento, se pueden reponer con la reserva operativa que suelen tener en destino o en el ministerio de Seguridad”, con la constancia del enfrentamiento. Los entrenamientos son dos veces al año e incluyen una práctica de tiro. “Si un efectivo que es consciente del riesgo quiere ir a practicar a un tiro federal, sí debe pagar de su bolsillo las balas recargadas, con descuento por ser personal de la fuerza”, aseguran.

 

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