Espejito, espejito…
Edición Impresa | 30 de Julio de 2023 | 08:54

Nos sirven de excusa para poner foco en la moda las celebraciones por la Fiesta Nacional de Bélgica y por los 10 años que ha cumplido el rey Felipe en el trono de este país. Las damas de la familia han hecho un despliegue pocas veces visto en esta casa real. El protagonista fue el color.
Los agasajos comenzaron el 19 de julio con un almuerzo al que la reina Matilde llevó un conjunto de Natan, su casa de moda preferida. No había manera de que pasara desapercibida con ese color fucsia flúo. Por la noche repitió diseñador y llevó a un concierto una túnica amarillo rabioso con profusión de tela.
Para la mañana del gran día de celebraciones, la reina conjuntó con su hija mayor: lució un vestido rojo drapeado mientras que la princesa Isabel llevó un vestido a los tobillos en color amarillo lemoncello. Ambos, en conjunto con los trajes negros de sus hermanos, formaron la bandera de Bélgica. Una simbología de dudoso gusto para la moda pero muy sentida para el público.
La princesa Eleonora, de 15 años, se decantó por un vestido escotado y con volados de Maje. Fue algo criticado porque el tejido tenía algunos brillitos pero ya sabemos que eso a las adolescentes les encanta.
En los actos también estaba la princesa Delfina con un vestido de Atelier EXC estampado en una combinación de colores poco elegantes y unos zapatos turquesas al estilo Luis XV que parecían de plástico. Delfina estuvo en la sombra durante años hasta que en 2020 el padre de Felipe, el rey Alberto, la reconoció como hija. Tiene muy buena relación con sus “nuevos” hermanos y mucho sentido estético, excepto en esta oportunidad.
Luego del desfile la familia asistió a otro acto pero antes pasaron por el palacio a cambiarse. Y esta vez el protagonista fue el verde. La reina abandonó (¡por fin!) a Natan y llevó un vestido de la casa Bernardette floreado en verde y blanco, la princesa Isabel un vestido perfecto de The Kooples y la pequeña Eleonor, otra vez de Maje con un floreado muy juvenil.
Por la noche, para el concierto, nuevo vestuario. La reina Matilde con un conjunto blanco y negro de Carolina Herrera y sus hijas con vestidos estampados preciosos de Diana von Furstemberg. Un broche de oro con mucho glamour para un fin de semana con luces y sombras en cuanto estilo pero con gran alegría para los reyes de los belgas que poco a poco van recobrando el prestigio en una monarquía que estaba bastante devaluada.
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