Debe haber rigurosidad en la fiscalización de las colonias de vacaciones
Edición Impresa | 5 de Enero de 2024 | 03:49

El inicio en nuestra ciudad del funcionamiento de las colonias de vacaciones, concretado hace varios días, a las que asisten miles de chicos, implica en primer lugar la apertura de espacios recreativos para que puedan disfrutar del verano y compartan con sus pares horas de juegos, de creatividad y contacto con la naturaleza.
Sin embargo, pese a ese contacto beneficioso, no puede obviarse que las instituciones responsables de las colonias deben velar en forma exhaustiva por la seguridad y constante atención de los niños que acuden a ellas.
Bien se conoce que, de tanto en tanto, se registraron episodios lamentables, que han tenido desenlaces fatales, con chicos que fallecieron ahogados en piletas de natación en las que debía suponerse que la custodia se encontraba totalmente asegurada.
A grandes rasgos es importante señalar que las experiencias registradas en años anteriores –algunas de ellas muy penosas y extremadamente negativas- exigen de las autoridades que garanticen un dinámico y completo rol fiscalizador sobre las colonias de vacaciones, ya que se trata de la única fórmula capaz de reducir al mínimo estos desafortunados episodios.
Los especialistas ponen especial énfasis en que las colonias de vacaciones realicen un estricto control del ingreso al predio, canalizándose la permanencia y el retiro normales de los chicos. También debería comprobarse la atención médica con la que cuentan -desde el botiquín hasta el servicio de emergencias-, la vigilancia permanente de quienes asisten a ellas y la habilitación de los micros y los espacios, entre otras de las cuestiones básicas que hacen a la seguridad y que deberían ser meticulosamente verificadas.
En cuanto a quienes se ocupan de hacer funcionar a las colonias de vacaciones no sólo debieran cumplir con todos los requisitos que las normas les requieren, sino, además, tomar debida conciencia de que no se encuentran a cargo de una función accesoria o meramente recreativa.
Corresponde insistir en que es indispensable que las colonias cumplan con una adecuada proporción de docentes, según la cantidad de chicos que atiendan, además de que en cada una de ellas se adopten, sin excepción alguna, todas las medidas de precaución no sólo para el uso de piletas de natación sino para el resto de las actividades físicas o recreativas que en ellas se realizan.
Lo que los controles estatales deben garantizar, en definitiva, es que las colonias sean lugares seguros. Los organismos públicos competentes, en ese sentido, tienen un rol de contralor inexcusable.
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