Diplomáticos rusos, en la mira: qué se sabe del escándalo por un operativo vial

Se negaron a hacerse controles de alcoholemia y se atrincheraron en sus vehículos. Críticas de la Embajada de Rusia por “no garantizar” en este caso la libre circulación

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Dos ciudadanos rusos al comando de autos diplomáticos pertenecientes a la Embajada de Rusia en Argentina se negaron a realizar un test de alcoholemia tras ser detenidos por agentes de tránsito en el marco de un operativo de seguridad vial dispuesto por el gobierno porteño para estas fiestas. El hecho ocurrió en el barrio porteño de Recoleta y provocó críticas de la embajada rusa al procedimiento, al tiempo que instaló un debate acerca del alcance de la inmunidad diplomática. Los dos hombres fueron escoltados hasta la Embajada., mientras intervenían en el hecho la Policía de la Ciudad, la Cancillería y el Ministerio de Seguridad de la Nación.

El primero de los conductores iba al comando de un auto diplomático de la embajada de Rusia y fue identificado como Sergei Baldin: Baldin se negó a realizar el control de alcoholemia tras ser detenido en el marco de un operativo de seguridad vial que se desarrolló en Avenida del Libertador al 1000 en horas de la mañana de ayer.

El hombre, de 38 años, que manejaba un Volkswagen Vento blanco con dominio “D094CSB”, no accedió a brindar la documentación requerida por el puesto de control ni a realizar el test con el alcoholímetro para que determine el nivel de alcohol presente en su sangre.

A partir de este hecho intervino la Policía de la Ciudad de Buenos Aires cuyos agentes escoltaron al auto hasta la Embajada de Rusia, donde se realizó el acta correspondiente.

Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación y la Cancillería enviaron al departamento de Seguridad Diplomática de la PFA para hacerse cargo y cumplir con la Convención de Viena y las normativas que rigen las relaciones diplomáticas. Según se informó, las actuaciones seguirán por canales federales.

Una hora después se produciría un segundo episodio en el que el conductor de otro auto diplomático perteneciente a la embajada rusa, un Toyota Corolla, se negó a someterse al test de alcoholemia en el mismo control.

En este caso, el protagonista del hecho fue el ciudadano ruso Salomatín Cardmath también escoltado a la embajada de su país.

En ambos casos se labraron actas por la infracción 7062, ya que se considera que dieron positivo por defecto.

Ambos episodios provocaron la reacción de la Embajada rusa que consideró una grave violación al derecho internacional” el accionar de las autoridades argentinas contra los dos diplomáticos que se negaron a someterse al control de alcoholemia.

El Primer Secretario de la Embajada de Rusia en el país habló con la prensa en medio del escándalo y sostuvo que estos casos son considerados como “una grave violación al derecho internacional” y que no se sometieron al control porque estaban dentro de un auto diplomático.

Horas más tarde la embajada rusa emitió un comunicado en el que sostuvo que la Argentina debía “impedir cualquier atentado contra la persona, la libertad o la dignidad de todos los miembros de la misión diplomática” y “garantizar su libertad de circulación y de tránsito por su territorio”. “Al mismo tiempo, los medios de transporte de la misión no pueden ser objeto de ningún embargo”, agregó el texto.

Por su parte, la Dirección de Tránsito del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires difundió un comunicado justificando el procedimiento en el que apuntó que “La Ley establece que no hay ningún diplomático que está exento de cumplir con los controles vehiculares. Así lo afirma el artículo 41 en su primer párrafo de la convención de Viena establece el acatamiento de las leyes del país donde habite un diplomático”, aseguró el organismo porteño.

Y sentenció: “Al negarse a realizar el control de alcoholemia, la Policía de la Ciudad tuvo que intervenir y trasladarlo a la Embajada para realizarlo”.

El escándalo tomó un giro inesperado cuando un runner ruso intervino para mediar. Lo más curioso del caso fue que el hombre vestía la camiseta de Nueva Chicago El runner, con un español limitado, intentó convencer a su compatriota de colaborar con las autoridades locales. “No entiendo qué hacen. Yo vivo en Argentina, me gusta Buenos Aires. Es una vergüenza, no lo conozco al detenido. La Policía de la Ciudad seguramente no habla ruso, por eso vengo a ayudar”, declaró el runner, que se volvió viral.

 

 

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