Ingrid Pelicori: de hija a madre en “El Zoo de Cristal”
Edición Impresa | 13 de Junio de 2024 | 02:09

En los noventa, Ingrid Pelicori había sido parte de un recordado elenco de “El Zoo de Cristal”, obra maestra de Tennessee Williams en la que le dio vida a Laura, la hija de la familia Wingfield. Y ahora, casi treinta años después, la intérprete volvió al clásico dándole vida a Amanda, la madre, en la poetizada adaptación de Mauricio Kartun con la que este sábado a las 21 llegará a la Sala 420, acompañada por Malena Figó, Agustín Rittano y Martín Urbaneja, y bajo la dirección de Gustavo Pardi.
Ingrid lo recuerda con certeza: “Interpreté a Laura en 1992, y comienzos de 1993, junto a Inda Ledesma, Hugo Soto y Mario Pasik, con dirección de Hugo Urquijo. Y fue una experiencia muy hermosa, un espectáculo entrañable, muy premiado; y para mí, fue entrar a la obra desde el lado de un personaje frágil, extremadamente sensible y vulnerable y, por lo tanto, en aquel momento, la obra me parecía sobre todo un homenaje al diferente, al bello tesoro que puede esconder el diferente detrás de sus debilidades”.
Entonces, cuando le propusieron volver al material desde la mirada de otro personaje, no tuvo problemas con “desprenderse” de su Laura sino con “correrse de la huella” que había dejado en ella el trabajo de Inda Ledesma. Pero a medida que avanzaba en el proceso, todo se fue organizando en otra dirección, admite. “Y, además, es otro momento, y cada obra se resignifica según el contexto y así termina por conformar una resonancia diferente, una nueva lectura y un espectáculo particular”, advierte.
“Ahora, haciendo Amanda en este momento nuestro de gran crisis económica y social, se me vuelven muy actuales los contenidos sociales de la obra (que está situada en la gran crisis del 30 de EEUU), y desde el rol de Amanda, aparecen con fuerza cuestiones como el temor por el futuro -en particular por el futuro de los hijos-, el precio por perseguir los propios sueños, la nostalgia del pasado, la apuesta por los deseos irrenunciables”, confiesa la actriz y psicóloga, y cuenta que también encontró en este nuevo personaje “mucho espacio para el humor, porque podemos reconocernos en algunas de sus actitudes desesperadas y desesperantes”.
-¿De qué nos habla Williams en “El Zoo de Cristal”?
-Esta obra, por su carácter poético -de gran clásico contemporáneo- nos habla de muchas cosas a la vez. Para empezar, trata sobre los vínculos familiares, con sus luces y sus sombras (podríamos decir que es sobre una familia disfuncional -como casi todas-). Trata también sobre las crisis sociales y el temor frente a la incertidumbre que despiertan. Trata también de la nostalgia por los paraísos perdidos, y del precio por luchar por los propios sueños. Y también nos habla de la carga que lleva el diferente y de sus tesoros ocultos. Y, sobre todo, trata del amor en sus diversas formas, incluso las que duelen. Los temas son universales y el tratamiento es de gran humanidad. Pero es la cualidad poética lo que permite –más allá del momento y el lugar en que fue concebida- resonar y seguir hablándonos hoy de un modo conmovedor. Es una obra tan bella, tan poética y tan profunda, que según dónde uno haga foco, se revelan nuevos, infinitos aspectos de la condición humana. Y por eso es un clásico.
-Para un intérprete, ¿cómo es ser parte de un clásico? ¿Se siente más presión o respeto a la hora de abordarlo?
-A mí me ha tocado muchas veces, y muy tempranamente, interpretar clásicos. No diría que se siente más presión, pero sí respeto y deseo de lograr estar a la altura. Pero suelen ser obras tan bien escritas, tan ricas en situaciones, temas y personajes, que resultan muy generosas para con el actor, y es muy placentero actuar en ellas. Lo que intento es dejarme atravesar por la profundidad y complejidad del material, abriéndome a los significados y contenidos que allí se encuentran, y arrojarme así a descubrir algo nuevo en esas palabras, y a la vez descubrir algo nuevo en mí.
-¿Cómo es la versión de Mauricio Kartún?
-La adaptación de Mauricio en este caso se refiere especialmente al trabajo sobre el lenguaje, y contiene algunos hallazgos de expresiones y modos, que hacen que se pueda escuchar la obra de un modo contemporáneo, sin sacrificar el carácter poético. Pero quiero aclarar que no se trata de una adaptación en el sentido de modificar el lugar, o la época, o la trama. Es “El Zoo de Cristal”, de T. Williams, pero vertido en castellano con criterio Kartun. Y ese criterio permite que el espectador viaje por muy diversos estados, dejando que circule generosamente el humor, y también la emoción que encierra la obra.
-Este año ya viniste dos veces con Osmar Nuñez con “Bergman y Liv”. ¿Qué tiene de encantador ese proyecto al que siguen regresando?
-Con “Bergman y Liv” siempre volvemos porque nos encanta hacer esa obra, es emocionante cada vez sumergirnos en esa historia de amor llena de contradicciones y de humanidad, y también recordar a esos grandes creadores, Ingmar Bergman y Liv Ullmann, y ponerle el cuerpo y el corazón a sus reflexiones sobre el amor, los hijos, el paso del tiempo, la creación, el teatro, el cine. Además, con Osmar Nuñez, disfrutamos mucho de actuar juntos.
-¿En qué otros proyectos te podremos ver este año?
Ahora en julio, vamos a hacer los sábados en la sala de UOCRA “Papá Bianco y los Alonso”, obra de teatro documental sobre nuestra familia de actores, que hacemos con mi hermana, Irina Alonso. Y vamos a continuar con las funciones de “Cae la noche tropical”, de Manuel Puig, junto a Leonor Manso. De hecho, vamos a hacer una función en el Coliseo de La Plata el 2 de agosto. Y después, en Buenos Aires, en el Centro Cultural Borges.
Las entradas para “El Zoo de Cristal” están disponibles en Alternativa Teatral o en la boletería de la sala ubicada en 42 entre 6 y 7.
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