La oposición, entre la esperanza y la decepción

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La toma de posesión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dejó a sus oponentes lidiando con sentimientos encontrados de esperanza y decepción, preguntándose por qué no se pudo frenar al autodenominado líder socialista a pesar de las pruebas creíbles de que había perdido las elecciones el año pasado.

Algunos describieron su estado de ánimo tras la ceremonia del viernes en el Palacio Legislativo de Caracas como una resaca emocional, mientras que otros dijeron sentirse abandonados.

Muchos expresaron un cauto optimismo y encontraron cierto consuelo en los videos difundidos en las redes sociales por dos líderes de la oposición -la popular exlegisladora María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición en los comicios- que habían prometido derrocar a Maduro.

“Hay un aire de decepción”, dijo el profesor universitario Nelson Pérez. “No hay que perder la esperanza (...) Se suponía que era el día... Pero es más de lo mismo”. Esa realidad es difícil de procesar para millones de venezolanos que, como Pérez, habían imaginado un 10 de enero diferente, con González recibiendo la banda presidencial y Machado dando uno de sus característicos discursos encendidos ante la Asamblea Nacional.

En lugar de eso, González y Machado publicaron mensajes mientras Maduro ponía su mano sobre la Constitución y juraba el cargo, desafiando la abrumadora evidencia que contradecía su afirmación de que ganó las presidenciales de julio. Maduro se comparó con un David bíblico luchando contra Goliat y acusó a sus oponentes y a sus partidarios en Estados Unidos de intentar convertir su toma de posesión en una “guerra mundial”.

 

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